Prequelle

Presentación del Álbum

Es difícil no ver en Ghost y en Tobias Forge, su omnipotente líder «multitarea», dignos herederos de aquel shock-rock tan caro a Alice Cooper. Más que una banda, supone una invitación a sumergirnos en un espectáculo total, plagado de ingredientes atractivos. Pero, en la estela de Cooper, las cosas están bajo control, y particularmente el sonido, porque si el conjunto funciona es gracias a una música endiabladamente eficaz, a unas cuidadas composiciones que no dejan nada al azar. Eso es lo que hace que Ghost triunfe allá donde otras bandas temerarias han fracasado a lo largo de los últimos treinta años: piénsese, en especial, en un grupo como Demon, que lleva probando una fórmula similar desde 1983. Es cierto que Ghost no ha inventado la pólvora, pero ¿cuántas bandas consiguen mezclar acertadamente tantos géneros sin que le salga una papilla indigesta? Con cuatro álbumes y dos EP, los chicos de Ghost no solo han sido capaces de dotarse de un estilo reconocible desde las primeras notas, sino que no dejan de progresar integrando reflexiva y audazmente elementos cada vez más variados. Como ese saxofón que suena en Miasma, a cargo de todo un especialista en el instrumento, Gavin Fitzjohn.
Esta Prequelle recuerda no tanto a Blue Öyster Cult (norma habitual de la casa) como a muchos grupos que conocieron sus mejores momentos en la época de ese género denominado AOR (Album Oriented Rock, enseguida convertido en Adult Oriented Rock) en Estados Unidos o soft rock a este lado del charco. Y sobre todo a los de vertiente más progresiva, como Zebra, Triumph y Styx, o más pop, como Cheap Trick, Def Leppard, Bon Jovi, Toto y Winger, o de inclinaciones algo pomposas, como Queen, Meat Loaf, Ambrosia… Más que nunca Forge, alias Cardinal Copia, ha sabido introducir variaciones en su discurso, si bien su genoma metálico se expresa ahora más cualitativa que cuantitativamente. Con temas tan potentes y contagiosos como Rats, que recuerda al Ozzy periodo The Ultimate Sin, o como Faith, en vena The Last in Line de Dio, o como Dance Macabre (evocador del Big City Nights de los germanos Scorpions), el álbum apuesta también por piezas más ligeras melódicamente, e incluso por instrumentales atmosféricos sin caer nunca en lo soporífero. Cabe destacar especialmente ese Helvetesfonster, cercano a Storm Corrosion, el proyecto de Steve Wilson y Mikael Åkerfeldt, y con razón, ya que el guitarrista toca la acústica en algunas hermosas secciones. Ghost firma por lo demás algunas baladas finamente elaboradas, como esa Pro Memoria de tonalidades casi sinfónicas. Prequelle termina con Life Eternal, otra balada, más sobria, dejándonos la impresión de ser un álbum quizá demasiado breve, lo cual no supone forzosamente un problema. Pero con sus diez temas a lo largo de cuarenta minutos, uno menos que en Meliora, está en la media habitual. Habrá quien dirá que tal vez le falten uno o dos temas rompedores, en la línea del imparable Square Hammer. Pero este trabajo seguramente atraerá a una legión de nuevos adeptos sin dejar de satisfacer a los más veteranos. © Jean-Pierre Sabouret/Qobuz