Wonderstruck (Original Motion Picture Soundtrack)

Presentación del Álbum

Cuando sale a colación el nombre de Carter Burwell tiende a pensarse de inmediato en el universo humorístico-policial de los hermanos Coen, puesto que el compositor neoyorquino aparece en los créditos de la mayor parte de sus films. Pero a menudo se olvida que mantiene relaciones laborales igualmente estrechas con otros realizadores. Como por ejemplo con Todd Haynes, para quien Burwell ha firmado los scores de Velvet Goldmine, de la serie televisiva Mildred Pierce o, este mismo año, de Wonderstruck, adaptación de cuento infantil ilustrado de Brian Selznick que relata la historia de dos niños sordos (Ben y Rose) que viven en dos épocas distintas separadas por 50 años y que viajan a NuevaYork en busca de los respectivos padres desaparecidos. La conexión entre ambos niños/épocas se producirá en el Museo de Historia Natural. En 2013, Hail, Caesar ! de los Coen ya incluía varios films dentro del film, muy distintos entre sí (péplum, cine negro, comedia musical…), y el desafío de Carter Burwell consistía en homogeneizar musicalmente los diversos géneros jugando la baza, en especial, de hacerles compartir las mismas melodías. Un reto similar se descubre en Wonderstruck, ya que Burwell debe combinar dos periodos diferentes (1927 y 1977). Y al igual que en la película de los Coen, también aquí ha intentado homogeneizarlos concentrándose en los personajes y en su mundo interior: Rose va asociada a un tema lírico donde predominan los instrumentos acústicos (Little Girl, Big City), mientras Ben, por el contrario, no aparece claramente vinculado a ninguna melodía concreta –lo que la banda sonora expresa es más bien su desorientación, debida a su pérdida de audición (Coming To Ground)–. No obstante, se efectúa cierta convergencia musical en el Museo, entre dioramas. Lo cual se traduce en el uso de instrumentos percusivos (glockenspiels, marimbas, cajas chinas), instrumentos emisores de vibraciones que, por tanto, pueden percibirse por personas con problemas auditivos. Y que, por otro lado, suelen relacionarse con el mundo infantil –existe un sistema de educación musical, ideado por Carl Orff, que se sirve proncipalmente de ellos–. Entre las piezas más interesantes desde una perspectiva percusiva hay que citar la misteriosa Ben Robbed, la onírica Dioramas o la animada Home With Walter. El tema principal de la cinta (Silent Whispers), por su parte, supone una buena muestra del particular estilo de Carter Burwell, con su mezcla de candor y tristeza, donde las exquisitas cuerdas y las melancólicas maderas cuentan con el acompañamiento de unos discretos arpegios de arpa. Y a propósito de discreción y contención (una de las características más reconocibles de Burwell), valdrá la pena citar por último ese pasaje en el que Ben resuelve el apremiante enigma que impulsa el film: la escena resulta ciertamente intensa, pero la música opta por derroteros nada estridentes (Ben?) gracias a la sutil utilización de cierto instrumento alófono, una percusión de aluminio perteneciente a la familia de las campanas. © NM/Qobuz