Lower East Suite Part Three

Presentación del Álbum

El caos. El énfasis. La violencia. El grito. La duda. Todo eso y mucho más comparece en el jazz de Onyx Collective, que tiene poco que ver con el que pueda sonar en ascensores o en clubs de fumadores de pipa. Este colectivo neoyorquino insufla al género el mismo aire de revolución que algunos ilustres músicos del siglo pasado, desde el Art Ensemble Of Chicago a los Lounge Lizards de John Lurie; ya vemos, pues, por dónde van los tiros en el caso de estos Onyx Collective. Cercanos a Nick Hakim, Princess Nokia y Dev Hynes alias Blood Orange, tocando junto a Ibeyi o de gira con el saxofonista Kamasi Washington, los miembros de tan escurridiza formación (pueden actuar en un subterráneo, en la terraza de un hotel con motivo de un cóctel lounge o ante una tienda de ropa en la calle) son uno de los secretos mejor guardados de la escena jazzística actual. Y tras una serie de asombrosos EP editan ahora su primer álbum, Lower East Suite Part Three, un disco que debe entenderse como homenaje a la Gran Manzana y como desafío, hartos de vivir en una metrópolis afectada por la gentrificación y el alza estratosférica de los alquileres. Un contexto que ha llevado al líder de Onyx Collective, el saxo y ocasionalmente vocalista Isaiah Barr, a proponernos este inquietante viaje en compañía de sus correligionarios, el batería Austin Williamson, el contrabajista Walter Stinson, el bajista Spencer Murphy y, en cuatro temas, en calidad de invitado, el saxofonista Roy Nathanson, no por casualidad componente de los Lounge Lizards durante cuatro años… Un jazz al límite del free que nos recuerda poderosamente el espíritu no wave/ post punk de la Nueva York de los 80, cuando en algunos barrios de la ciudad se mascaba constantemente el peligro, que Onyx Collective recupera con inteligencia. Por entonces el pintor Julian Schnabel era una de las grandes estrellas artísticas de esa Nueva York, hoy olvidada y erradicada por los Apple Stores y los talleres/lofts de los más célebres diseñadores de ropa. Y es precisamente él quien firma la portada del disco. ¿El círculo se cierra al fin? © Marc Zisman/Qobuz