Catharsis

Presentación del Álbum

A lo largo de más de 26 años, la trayectoria de Machine Head no ha discurrido a manera de largo río tranquilo. En 1994, con Burn My Eyes, uno de los mejores primeros álbumes de la historia del heavy metal, tenían ante sí lo que se creería un radiante porvenir. Pero al finalizar su primera gira mundial los conflictos internos pondrían freno al potente impulso inicial. Entre los reajustes y los confusos experimentos de Robb Flynn, su vocalista y guitarrista, y el carácter inestable de la formación, se acabó considerando a MH un caso perdido. Lo peor es que, incluso hoy, muchos piensan que el grupo no ha superado nunca, ni siquiera igualado, su primer trabajo. Y eso resulta cruelmente injusto. Después de un sugestivo, pero no demasiado sorprendente, Bloodstone & Diamonds, este Catharsis corre de nuevo el riesgo de ser acogido con tibieza por parte de algunos fans. Con una duración de más de 75 minutos, obliga al oyente a dedicarle mucho tiempo sin que, por lo demás, ningún tema destaque por encima del resto y capte de inmediato la atención. Aunque los seguidores de primera hora sintieran algún resquemor al escuchar el sorprendente single Is There Anybody Out There?, lanzado en 2016 (y no incluido aquí), eso no significa que la banda haya dado un giro radical, pese a anunciar algunas de las experimentaciones que encontramos en Catharsis.

Ciertos temas, como Psychotic, Grind You Down y Razorblade Smile, suenan menos confusos en la medida en que recuerdan al lado más accesible de Slipknot. El estruendoso inicio de Volatile no espantará a oyentes con umbrales de tolerancia acostumbrados a Avenged Sevenfold, Trivium o Five Finger Death Punch. Al igual que California Bleeding, con su ambiente festivo a lo Suicidal Tendencies en intersección con Stone Sour. Pero el resto del material resulta bastante más complejo. Con su aire a lo Linkin Park o Limp Bizkit, Triple Beam y Bastards parecen querer rehabilitar desesperadamente Supercharger. El tema que da título al álbum alterna de manera contrastada brutalidad (al modo Slipknot, de nuevo), tramas sintetizadas y estribillos ultramelódicos. Y aunque Beyond the Pale o Hope Begets Hope vayan en el mismo sentido, no deberían chocar tanto a las sensibilidades metaleras puesto que los pasajes más suaves aparecen integrados con mayor sutileza y menor efectismo en los tramos vocales y en esos desarrollos instrumentales tipo heavy old school. Por contra, Kaleidoscope sorprenderá por su tan equilibrado como improbable aleación de Pantera y Papa Roach. Y con la sofisticación de Heavy Lies the Crown entramos en un territorio desconocido, marcado por las influencias progresivas de Opeth pese a evocar por su dramatismo, también, a Tenacious D. Pero el grupo continúa jugando al despiste en Screaming at the Sun, cuyo despliegue tiene algo de Alice In Chains y, por sus medidos trallazos metálicos, de Killswitch Engage. Tras eso, uno puede quedar un tanto fuera de juego con una balada de cadencias acústicas como Behind a Mask, si bien se acerca por sus tratamientos a Tool o Nine Inch Nails. Y es precisamente a Trent Reznor a quien uno creería estar escuchando en la tierna Eulogy, tema que cierra el álbum. Catharsis, de título bien elegido, supone pues un disco donde MH van a lo suyo al margen de cualquier expectativas que pudiera albergarse. Una especie de placer culpable que difícilmente concitará unanimidad. ©JPS/Qobuz