Beggars Banquet, Let It Bleed, Sticky Fingers y Exile On Main Street: los Rolling Stones grabaron sus mejores discos en un periodo de solo cinco años. Cuatro obras maestras que pusieron patas arriba la historia del rock…

Cada cual tiene su álbum preferido. Su canción favorita. Incluso su año predilecto. Pero el material que los Rolling Stones llevaron al vinilo entre 1968 y 1972 suscita unanimidad general. Una edad de oro enmarcada por cuatro álbumes que han acumulado a lo largo del tiempo los más pomposos superlativos: míticos, legendarios, imprescindibles, históricos, etc. Pero en su momento las cosas no estaban demasiado claras, con la banda de Mick Jagger perdiendo constantemente terreno ante sus rivales, los Beatles, en aquellos finales de los años 60. El psicodélico y exótico Their Satanic Majesties Request de 1967 no acababa de estar a la altura del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de Lennon y McCartney, editado un año antes, y además los Stones se pasaban más tiempo en los tribunales que en el estudio de grabación. ¡Incluso su histórico manager Andrew Loog Oldham se vio obligado a arrojar la toalla! Pero una simple canción bastaría sin embargo para dar un vuelco a la situación y orientar a los cantos rodados hacia nuevos derroteros creativos: Jumpin' Jack Flash. Gracias a ella se dan finalmente cuenta de que la psicodelia no es lo suyo y que el futuro pasa por volver a abrazar los fundamentos de un rock’n’roll brutal y funky. Un single que no forma parte de ningún álbum oficial pero que sirvió para preparar el terreno a la tetralogía que vendrá a continuación…

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