Si Joe Bonamassa regresó con British Blues Explosion, un año después del Blue And Lonesome de los Rolling Stones fue porque el boom del blues británico resultó algo más que una simple tendencia… Más que una simple tendencia musical, el interés de una joven generación por los grandes iconos americanos del blues ignorados en su tierra, generó una auténtica revolución dirigida por tres principales agitadores, Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page, considerados más allá del Canal de la Mancha nada menos que como la «Santísima Trinidad» de la historia del rock o de la guitarra. Aunque no fueron los únicos músicos involucrados, fue a través de sus respectivas carreras desde las que se descubrió que el blues, lejos de ser una música que había pasado su fecha de caducidad desde hacía mucho tiempo, era como un salto hacia otras dimensiones musicales que permitía múltiples innovaciones.

Héroe legendario de la guitarra alemana, hermano pequeño de Rudolph, uno de los fundadores de Scorpions, Michael Schenker describe perfectamente el impacto del British Blues Boom a mediados de los 60: «Era como si la guitarra hubiera comenzado a cantar a partir de ese período» Él, que había tenido la «revelación al descubrir a Jeff Beck en Truth, a Eric Clapton con Cream o a Rory Gallagher con Taste» formaba parte de aquellos que estaban quitando el polvo a un nuevo género procedente directamente del movimiento, el hard rock, que se asoció durante algún tiempo con alguno de sus precursores ingleses, U.F.O. Las guitarras no solo serán las encargadas de aportar decibelios, algunos, que tenderán a pensar que el hard rock es una especie de «daño colateral», favorecerán estilos más pacíficos. Tendremos una visión panorámica de los diferentes caminos de estos tres guitarristas emblemáticos cuyo primer punto en común es haber formado parte de los Yardbirds.

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