El 14 de abril de 2018, los Dire Straits entraron en el Rock and Roll Hall of Fame y muchos fueron los que pensaron que era en el momento justo. Incluso Mark Knopfler parecía conmovido por este honor, esperando ser entronizado como Bob Dylan o Eric Clapton. Al final, Dire Straits entró en el panteón de los rockeros sin su estrella, que eludió una de las ceremonias más tristes de la historia. Fue como un símbolo de la relación que mantiene con su grupo.

El Salón de la Fama del Rock and Roll ha sido más de una vez el escenario de reencuentros inesperados entre músicos que no se habían dirigido la palabra durante años, pero el milagro no ocurrió en el caso de Dire Straits. La banda estuvo representada en última instancia solo por un trío compuesto por el bajista John Illsley, el único miembro, excepto Mark Knopfler, que resistió durante el agitado periplo de la banda desde sus comienzos hasta el final, Alan Clark, en los teclados desde 1980 hasta 1995, y Guy Fletcher, también a los teclados desde 1984 hasta 1995 y desde entonces fiel colaborador de Knopfler en la mayoría de sus proyectos. Y no hubo ni una sola actuación musical, contrariamente a la tradición de las ceremonias del Salón de la Fama del Rock and Roll. En esta misma ocasión, Jon Bon Jovi puso fin a veinticuatro años de duros enfrentamientos con el bajista Alec John Such y volvió a tocar con el guitarrista Richie Sambora por primera vez desde 2013...

Crea una cuenta gratuita para seguir leyendo

Leer más