Más de cuatro décadas después del cataclismo que llegó a sacudir Buckingham Palace, tanto sus inquilinos como los responsables del mismo, es decir, The Sex Pistols y The Clash, ¿no serán sino fotos color sepia desportilladas y pegadas en un viejo álbum familiar o, por el contrario, extintos portadores de un ideario todavía reivindicable? Si bien el paso del tiempo permite poner las cosas en perspectiva, a veces también puede borrar de la memoria cosas que vale la pena recordar. En el momento en que restallaban las primeras notas de Anarchy In The UK, primer single de Sex Pistols grabado el 17 de octubre de 1976 y editado un mes después, el rock & roll parecía verdaderamente muerto y enterrado: era la época de los conciertos en grandes estadios. En ese momento se encontraba a años-luz del gesto de rebelión que había supuesto en sus orígenes, cuando se hacía con lo que se tenía a mano y, preferiblemente, en los garajes. Así, pasaría a ser de una música para la sublevación a simple sonsonete de caja registradora. Y entre las diarreas instrumentales del rock psicodélico, la pesadez del hard rock emergente y las experimentaciones de jazzmen frustrados propias del rock progresivo, su ADN se mostraba lamentable y radicalmente alterado por entonces, hacia mediados de los años 70. El rock había renunciado a su urgencia, simplicidad, violencia y honestidad. Incluso los insobornables hippies parecían haber dado su brazo a torcer. Y eso sin contar con que Gran Bretaña pasaba por unos años verdaderamente de plomo: paro galopante, crisis económica salvaje, cuestión norirlandesa en constante litigio y monarquía alejada de las preocupaciones de sus súbditos. Pero lo cierto es que sería en este erial donde cuatro macarrillas veinteañeros plantarían su enseña de combate hecha girones, cuatro jóvenes británicos (desheredados y sin nada que perder) comandados por un tal John Lydon, alias Johnny Rotten, poseído por los demonios y vestido con una camiseta de Pink Floyd en la que podía leerse escrito a mano I hate (Yo odio). Solo dos años y medio de existencia (desde verano de 1975 a enero de 1978) y un único álbum de estudio les bastaría para convertirse en leyenda: Never Mind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols.
Crea una cuenta gratuita para seguir leyendo