Entre 1955 y 1966 el director Alfred Hitchcock y el compositor Bernard Herrmann trabajaron juntos en varias obras maestras, entre ellas Psicosis o Con la muerte en los talones. La colaboración, saldada con resultados cinematográficos excepcionales, no estaría exenta de turbulencias…

Han pasado más de cincuenta años del estreno de Psicosis (1960), y este film de Alfred Hitchcock, convertido desde hace mucho en clásico, continúa dando que hablar. Así lo atestigua un enésimo documental, 78/52 de Alexandre O. Philippe, que analiza la famosísima secuencia del asesinato en la ducha de Marion Crane. Y cuando se revisa la película se descubre, una vez más, que la música de Bernard Herrmann sigue ejerciendo igual poder de fascinación que las imágenes. Era la sexta vez que ambos artistas trabajaban juntos, y en esta cinta interpretada por Anthony Perkins y Janet Leigh el compositor alcanzaba cimas inigualadas de horror gracias, en especial, a las estridentes cuerdas que acompañan la labor del criminal. La música juega un papel tan importante en Psicosis que Hitchcock llegó a temer que Herrmann le hiciera sombra. Este film supondría además, a pesar de la (o más bien «a causa de la») extraordinaria calidad de la partitura, el principio del fin de su colaboración, ya que a partir de entonces solo volverían a trabajar juntos en otras dos ocasiones (en Los pájaros y Marnie, la ladrona).

Hitchcock y Herrmann se habían conocido a mediados de los 50, cuando ambos gozaban ya de cierta independencia dentro de Hollywood. El director asumía a la vez funciones de productor desde La cuerda, de 1948. Por su parte el compositor era conocido por su intransigencia a la hora de tratar con las majors, y se había ganado el derecho a elegir en qué películas quería participar –todo un lujo por entonces, puesto que cuando alguien firmaba un contrato con un estudio estaba obligado a obedecer sus exigencias–. Antes de Hitchcock, Herrmann había trabajado con Orson Welles (Ciudadano Kane), Joseph L. Mankiewicz (El fantasma y la señora Muir) o Robert Wise (Ultimátum a la Tierra), entre otros. Pero Hitchcock y Herrmann tenían algo más en común, su carácter difícil, así como una filosofía vital en cierto modo similar. A juicio de Donald Spoto, biógrafo del realizador británico, compartían «la misma visión sombría y trágica de la existencia».

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