Chronicles Of A Diamond, el segundo álbum del dúo tejano Black Pumas, se adentra en hábiles composiciones de soul-rock. Y una vez más refleja su deseo de tocar al unísono, diluyendo sus egos en una música contemplativa.

Los fans del soul moderno aún pueden escuchar ecos del Colors de Black Pumas, publicado en 2019. Las subidas de tensión, la línea de bajo que sirve de melodía principal y el sencillo groove del órgano. Pero el éxito del dúo tejano, formado por el cantante Eric Burton y el guitarrista Adrian Quesada, no se limita a este éxito musical, que obviamente les ayudó a conseguir una nominación a los Premios Grammy 2020 en la categoría de Mejor Nuevo Artista. Hay un indudable equilibrio entre géneros, un dominio de los códigos y de lo que se puede o no transgredir, sin duda fruto de la experiencia de Quesada con el Grupo Fantasma, que ya cruzaba estéticas, ya fuera el latin-rock o el funk. Con su segundo álbum, el dúo, que en realidad es mucho más, reafirma estos paradigmas, yendo ciertamente más allá en su voluntad de exploración. Ya no le gustaba a los puristas, ¿para qué cambiar?

Chronicles Of A Diamond, su segundo álbum, está encabezado por un single titulado More Than A Love Song. Es una canción de optimismo contagioso, un recordatorio de que las letras de los Black Pumas tienen esa cualidad contemplativa que propulsa inmediatamente al oyente a paisajes tejanos que probablemente nunca haya pisado, pero que de repente toman forma en la música. Fiel a su sonido soul sureño, con guitarras eléctricas y teclados en primer plano, el dúo sigue dando una importancia vital a sus músicos y coristas, abriendo siempre la posibilidad de solos, digresiones individuales y a veces demostrativas, con la idea de tocar juntos, con un espíritu inquebrantable de directo. Esto es también lo que hace que su música, y la de este nuevo álbum en particular, sea tan viva: todo es audible, el ruido de los instrumentos, su mecánica a veces, las imperfecciones que hacen que el sonido sea cálido y visual.

Más centrado en la estética soul-rock que su predecesor de 2019, Chronicles Of A Diamond satura las guitarras, endurece un poco el tono, como demuestran los temas Ice Cream (Pay Phone) y Gemini Sun, donde se escuchan de fondo influencias recientes de Black Keys. Por encima de todo, explora composiciones puras que funcionan independientemente de los arreglos, sobre todo en Hello y especialmente en Angel, una canción llena de delays, con una fuerza tranquila habitada por pedales de efectos ya tradicionales, sin florituras. La mayor parte se toca en directo, eso es evidente. Pero el punto culminante del álbum podría ser Mrs. Postman, con su travieso piano que a veces crea dulces disonancias, recita sus conmovedoras escalas con acordes en todos los tiempos, y luego se libera completamente de obligaciones al momento siguiente, como si los compromisos le apretaran demasiado. La importancia, una vez más, de componer pensando en los músicos acompañantes. Ningún tema gira enteramente en torno a los dos protagonistas. Porque el soul y el rock sureño se tocan en grupo, al unísono. Y no de otra manera.

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