Tras haber iniciado su carrera en el neoclasicismo, la polaca Hania Rani se revela como una cantante inspirada en su álbum “Ghosts”.

Pianista consumada que estudió en Gdánsk y luego en Varsovia, Hania Rani empezó a diversificarse a su llegada a Berlín. En 2015 trabajó con la violonchelista Dobrawa Czocher en su álbum Biala Flaga de Deutsche Grammophon y fue toda una revelación. Descubrió que podía afinar los sonidos del violonchelo de su compañero de tal manera que sonaba como un instrumento completamente distinto.

Este es el tratamiento que aplicó a su voz en este nuevo álbum, grabado en el corazón de las montañas suizas, en un valle cerca de Davos, donde vivió recluida. En este nuevo álbum, la polaca construye una forma de “alter ego vocal andrógino”, como ella misma dice, y se propone deconstruir la imagen que teníamos de ella, la de una pianista encasillada demasiado rápidamente en la categoría neoclásica. Así la oímos cantar, sobre todo en el increíble single Hello, una canción en parte pop, en parte rock psicodélico (suena a The Doors) y en parte electrónica, que dejó grabar en Courchevel, allá en la montaña.

Decidí cantar porque había ganado confianza en mi voz tras la gira del año pasado y sentía que tenía cosas que decir a la hora de escribir letras”, explica. Una pianista que se descubre como cantautora y cuenta historias de fantasmas: “Los fantasmas se encuentran en todas las historias y mitos, y todo tenía sentido con la música que estaba escribiendo”.

La música de este álbum adopta formas muy diversas, desde Don’t Break My Heart, en la que se transforma en cantante de jazz, hasta el baño cósmico de cuerdas y sintetizadores de 24.03, pasando por la espléndida balada Dancing With Ghosts, que cuenta con el piano y la voz del quebequense Patrick Watson, y la björkiana Thin the Line, culminación de su trabajo vocal.

Hania Rani — Hello: live session in the mountains

Gondwana Records

En algunos momentos encontramos los sonidos clásicos contemporáneos de su primer álbum Esja, sobre todo en Whispering House con Ólafur Arnalds, y en otros pasajes más jazzísticos, como en Komeda, pero está claro que se trata de una artista que ha encontrado su voz, y quizá un nuevo camino.

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