Greentea Peng, la infusión soul

Té verde. Es a partir de una de sus bebidas favoritas (green tea) y de una palabra (peng, típica del argot del sur de Londres donde creció) que Aria Wells –recién llegada a la pululante jungla del soul británico– extrapoló su seudónimo. Impregnada por la pasión de su padre por la música clásica y el teatro, pasó su infancia participando en actividades musicales en la escuela y en el coro de la iglesia. Tras la separación de sus padres cuando tenía 12 años, Aria comenzó a viajar, hasta que, a los 21, decidió ir a México, donde comenzó a cantar en una banda. Más tarde, casi con 30 años y en una etapa nada fácil para ella, lanzó dos EPs como Greentea Peng (Sensi, en 2018 y Rising, en 2019). Con su álbum de debut, Man Made, la cantante explora ahora su propio viaje vital, y lo presenta como un “viaje ultrasónico: una exploración de sí misma y del sonido: el resultado de derribar paradigmas, tanto internos como externos”. Producido por el fiel Earbuds y grabado en la aislada campiña de Surrey en un estudio equipado por un amigo, tras interminables sesiones experimentales a base de hongos y marihuana, Man Made mezcla de forma heterogénea soul, dub, R&B, world music y psicodelia. Lo que Aria resume con el término “vibraciones”...  

  Y para encontrar esa vibración adecuada, Greentea Peng eligió grabar en la mítica frecuencia del “la” a 432 Hz, que se dice que es la frecuencia natural del universo y tiene efectos positivos y curativos en el cuerpo y la mente, frente al “la” a 440 Hz de la industria, convertido en estándar en Europa desde 1939. “Este álbum es una ofrenda de curación. No corresponde a ningún género y no puede ser fácilmente digerido por nadie.” Sobre flautas indias al estilo Timbaland (Be Careful), teclados de jazz cósmico del talentoso Joe Armon-Jones, orillas psicodélicas (Meditation), efluvios dub (Matajii Freestyle, Man Made), reggae (Kali V2) o R&B (Dingaling) y loops hipnóticos (Free My People), Aria desgrana sus propias rimas de contenido social o místico, inspirándose a veces en Erykah Badu, Zap Mama, Lauryn Hill o Ari Up.  

  De este formidable y libre ensamblaje surgen melodías a las que se quiere volver constantemente, sin cansarse nunca, a pesar de ser un tour de force de 18 pistas. ¿Quiere otra taza de té? © Charlotte Saintoin/Qobuz  

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