Birdy se sincera

Para secar las lágrimas de una reciente ruptura, Birdy (nacida Jasmine Lucilla Elizabeth Jennifer van den Bogaerde) dice que escuchó mucho a Etta James y a Nina Simone. La artista inglesa se embarcó entonces en un viaje de tres meses, primero a la India, y luego echó el ancla en Topanga, en las montañas de Santa Mónica, en California, una región vinculada a la escena de Laurel Canyon de los años 70 que contaba con James Taylor, Jackson Browne y, sobre todo, Joni Mitchell, cuyo legendario álbum Blue (1971) escuchaba Birdy una y otra vez. Todo ello ha convertido a Young Heart, publicado hace unos días, en una especie de álbum de madurez para esta artista que en 2011, con tan solo 15 años, se lanzó a lo más alto de las listas de éxitos gracias a su versión del Skinny Love de Bon Iver.  

  En este álbum, Birdy deja de lado las grandes producciones y opta por la pureza, por el “menos es más” y la canción-confesión. En el abarrotado campo de los álbumes compuestos tras una ruptura amorosa, este trabajo consigue distinguirse gracias a una escritura siempre acertada (“And dark are my days now that I face them on my own, so long are the nights now that I’m sleeping here alone”) y a un brillante dominio de las melodías.  

  Hacia la mitad de este cuarto álbum –en el que casi se siente la presencia de Joni Mitchell–, la artista muestra una sólida confianza tocando, sola al piano, ¡un fragmento del Vals nº 19 en la menor de Chopin! Con sólo 25 años, con Young Heart, Birdy parece haber encontrado su propio tono y estilo, creando un disco verdaderamente catártico.  

 

ESCUCHE "YOUNG HEART" DE BIRDY EN QOBUZ

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