Producido por Albin de la Simone (Miossec, Pomme…), el nuevo álbum epónimo de Carla Bruni es quizás también el más personal, el más desnudo. Fiel a su simpleza de siempre, la cantante trabaja con un equipo reducido: guitarra, piano y una discreta sección rítmica constituyen la instrumentación esencial del disco. Con piezas susurradas como My Lady o Un Ange, la ex-modelo se presenta como una cantautora “incansablemente enfocada en lo esencial”. La orquestación se hace algo más enfática, sin embargo, en Partir dans la nuit, donde resuena la nostalgia veraniega de la música pop italiana. En cuanto a Quelque chose, se trata de una oda maravillosamente refrescante, repleta de anhelo y deseo, en el mismo estilo que Rien que l’extase, en el que incluso subraya su alegre expectativa con la inserción de unos deliciosos “lalala” en el estribillo.
Al mismo registro “feel good” pertenece también el reconfortante Comme si c’était hier. Algo más agridulces son los temas Un Secret, Un Grand Amour (homenaje inconfundible a la cantante de chanson Barbara) o Les Séparés (con la música de Calogero). En este trabajo emocional, muy personal, Bruni tampoco se olvida de su familia: en La Chambre vide cuenta que su hijo se va de casa, Voglio l’amore es un dúo (en italiano) con su hermana Valeria, y Le Garçon triste saca a relucir el rostro menos conocido de su gran amor… © Nicolas Magenham/Qobuz
