Beirut en Italia

Zach Condon comprendió pronto que no era plan seguir deambulando indefinidamente por los pasillos del metro al frente de sus músicos. Y que incluso sus fans más hardcore acabarían por cansarse y de seguir entregándole su confianza ad vitam æternam… En No No No!, editado en 2015, el gran artista beirutí se demostró capaz de convertir sus experiencias balcano-folclórico-mejicanas en geniales e irisadas miniaturas pop, porque tenía el secreto de las sonoridades juguetonas y del bricolaje musical más mágico y artesanal. Un proceso de metamorfosis que no desembocaría en la pérdida del carácter soñador y encantatorio de su universo, un universo dinámicamente recorrido por los metales y las percusiones.

Más cosmopolita que nunca (nació en Albuquerque, vive en Berlín y desarrolla su labor compositiva tanto en Nueva York como en la Apulia italiana, donde se encuentra la población costera de Gallipoli, que da nombre a este quinto álbum), Condon es feliz poseedor de una voz desbordante de lirismo que confiere a sus canciones un baño de encantadora melancolía. A los teclados del órgano Farfisa o del sintetizador Korg, y flanqueado por Nick Petree a la batería, Paul Collins al bajo, Ben Lanz al trombón y Kyle Resnick a la trompeta, construye sus temas como quien encaja matriochkas. Un aspecto lúdico amplificado en especial por el papel fundamental que adopta, justamente, su Farfisa. Y con sus aires de world music traviesa y lo-fi, Gallipoli debe considerarse un catálogo musical con lo mejor de lo surgido en Beirut en los últimos diez años. © Marc Zisman/Qobuz

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