La eficacia de la música como medio contra la depresión ha sido ampliamente reconocida. De hecho, se ha observado que el tratamiento con musicoterapia da como resultado una reducción de los síntomas persistentes del paciente deprimido y ayuda a mejorar la calidad de vida, al sanar nuestras emociones negativas. Y con la actual crisis de salud, sin duda nuestras emociones están en agitación… El confinamiento ha dado lugar a un aumento de la cantidad de estrés, ansiedad, angustia y pesimismo de la población. Nuestra moral está en un punto muy bajo: una investigación comparativa Se-B-Covid-19, dirigida por la unidad de investigación de Medicina Tropical de la Universidad de Oxford y supervisada en Italia por los profesores Gianpiero Dalla Zuanna y Margherita Silan del Departamento de Ciencias Estadísticas de la Universidad de Padua, la experta en bioética Giulia Cuman y la psicóloga Silvia Stoppa, muestra que el 85% de los jóvenes encuestados están sujetos a la ansiedad, al aburrimiento y a la depresión...

¿Es posible entonces romper esta espiral usando la música como palanca de desintoxicación emocional? La respuesta es sí, porque la música tiene el poder de invadir nuestras emociones, remodelándolas para que pierdan su toxicidad y adquieran positividad. Aquí hay tres consejos prácticos que le permitirán hacer un buen uso de las virtudes preventivas y curativas de la música, para una mejor salud mental en un momento en que nuestro equilibrio está amenazado. Los efectos secundarios de este “tratamiento” serán única y totalmente positivos, sin ninguna contraindicación, y la dosis se dejará a la discreción de cada persona. 1- Demos preferencia a la música “dinámica y positiva” y a las melodías “tranquilas y positivas” La mayor parte de la producción musical puede dividirse en cuatro grandes categorías, cada una de las cuales genera emociones musicales muy particulares. Primero, la categoría “dinámica y positiva”. En segundo lugar, la categoría “tranquila y positiva”. Luego, en un registro menos interesante desde el punto de vista emocional que ahora nos interesa, encontramos las dos categorías “dinámica y negativa” y “tranquila y negativa”. Desde una perspectiva de desintoxicación emocional, nos referiremos aquí a las dos primeras. A modo de ejemplo, esto son claramente algunos temas conocidos pertenecientes a la categoría “dinámica y positiva”: Happy de Pharrell Williams, Get Lucky de Daft Punk y Don’t Stop Me Now de Queen. Este tipo de música tiende a generar emociones de alegría, entusiasmo, confianza y optimismo. Hablamos de emociones cinéticas porque son capaces de ponernos en movimiento. También pueden ser llamadas dinamogénicas porque traen energía, que es preciosa en estos tiempos oscuros. En un contexto más tranquilo, podemos optar por esa segunda categoría que llamamos precisamente “tranquila y positiva”. Podemos citar en este contexto Don’t Worry Be Happy de Bobby McFerrin, La Femme d’argent de Air o el álbum completo Sunset in the Blue de Melody Gardot. Esta categoría más relajante será perfecta para crear una especie de “cámara de descompresión musical” que ayudará a equilibrar nuestras emociones de forma armoniosa. Si usted se encuentra entre aquellos para quienes el teletrabajo difumina los límites entre la vida privada y la profesional, estas cámaras de descompresión serán una gran manera de marcar el final de la jornada laboral (antes de la cena, por ejemplo), dando un perfil más tangible a la esfera privada y familiar. 2- Creemos nuestra propia “burbuja de bienestar doméstico” dentro de casa Las culturas escandinavas y en general del norte de Europa se han convertido en reinas en el arte de crear espacios hogareños encantadores cuyo único propósito es proporcionar una sensación de bienestar. En Dinamarca este concepto se llama “hygge”, en Suecia “lagom” y en Escocia “coorie”. Nosotros también podemos acercarnos a estas artes de la vida, inspirados en estas filosofías del bienestar, creando espacios en nuestros hogares dedicados a la calidad de vida. Sólo hay que jugar con los materiales (mantas, alfombras, etc.), el mobiliario (esencial, de diseño...) y los colores (el azul relaja, por ejemplo). Además, el uso de la música demuestra ser esencial, ya que es una de las estimulaciones sensoriales más efectivas. Debido a que se dirige directamente a nuestros sentidos, nos ayuda a entrar en esa dimensión de bienestar doméstico que nos permite recargar nuestras baterías sin tener que salir de casa. La música es capaz de estimular nuestro sistema neurovegetativo, particularmente el sistema parasimpático, un área clave cuando necesitamos aliviar nuestras tensiones internas. También actuará a nivel neuroendocrino, haciendo que nuestra bioquímica interna deje menos espacio para el cortisol y la adrenalina, dos hormonas directamente involucradas en los estados de estrés. También a nivel emocional, la música activará un circuito cerebral de “auto-recompensa”, liberando dopamina, la llamada “molécula del placer”, implicada en el deseo de vivir, la curiosidad, la imaginación, la creatividad y el ingenio. A nivel inmunológico, se ha demostrado que escuchar música (incluso de forma pasiva) modifica la respuesta inmunológica: ¡la tasa de IgA (inmunoglobulina A) es mayor que en un estado de silencio! (Fuente: La Symphonie neuronale de Emmanuel Bigand y Barbara Tillmann.) Entre los diversos género musicales, el jazz vocal es muy recomendable para este fin, por sus tonos cálidos y sus propiedades calmantes. 3- Disfrutemos de un bienestar emotivo superior gracias a la escucha de música en Hi-Res (alta resolución) Imaginemos un museo donde sólo se exhiben reproducciones de baja resolución. El visitante no podría disfrutar de ninguna experiencia de inmersión, y el impacto de la exposición en las emociones sería muy pequeño. Y eso sería una lástima. El mismo concepto se aplica a la música: la experiencia será superficial o inmersiva, dependiendo de la naturaleza del sonido y su profundidad. El MP3 es un formato frecuentemente usado para comprimir archivos de música. Al comprimir las pistas de sonido, el espacio ocupado por la música en el disco duro se reduce, pero ello resulta en una pérdida muy apreciable de calidad y profundidad del sonido. El formato Hi-Res, por el contrario, mantiene la riqueza del sonido y el bienestar que ofrece la música. La estimulación sensorial se vuelve más incisiva y la experiencia más inmersiva. Emocionalmente, la música actúa más profundamente, y los efectos de desintoxicación en la salud mental son más significativos. El Hi-Res refuerza las virtudes beneficiosas de la música, igual que ver una película en el cine refuerza el impacto emocional en comparación con la visualización en casa. Nuestras emociones se sintonizan con la música de forma más rápida y efectiva. Porque la música es el vehículo auditivo del sentimiento artístico. En este sentido, escuchar música en Hi-Res es una gran ventaja, ya que nuestros sentidos se estimulan en profundidad y no a nivel superficial, y el efecto de desintoxicación emocional intrínseco a la música será capaz de expresarse en todo su potencial… © Sean Luzi/Qobuz