El Quatuor Zahir publica su segundo álbum, L’Heure Bleue, un sublime panorama de música impresionista, presentado aquí en forma de elegantes transcripciones para cuarteto de saxofones.

Tras una ausencia discográfica de casi seis años, el cuarteto de saxofones Zahir vuelve a Aparté con un segundo trabajo que retoma la poesía de L’Heure Bleue ese tiempo intermedio entre el día y la noche, propicio al onirismo. Para la ocasión, los miembros del cuarteto han elegido a los mejores compositores del impresionismo francés: Debussy, Ravel, Poulenc y Boulanger, cuyas obras interpretan con exquisitez junto a otras transcripciones magníficamente cinceladas que ponen de relieve toda la paleta sonora de sus instrumentos.

Formados en el Conservatorio de París, Guillaume Berceau, Etienne Boussard, Florent Louman y Joakim Cielsa atrajeron la atención internacional cuando ganaron el primer premio en el Concurso Internacional de Música de Cámara de Osaka en 2017, seguido dos años más tarde por tres medallas de oro en los Concursos Internacionales de Música de Manhattan, Viena y Berlín. Su primer CD, Zahir, publicado por Klarthe y dedicado a Borodin, se publicó en 2018.

En L’Heure Bleue, transcripciones y nomenclaturas originales conviven serenamente en un único corpus que cautiva por la potencia de sus timbres y el equilibrio de sus registros. Hay que saludar la perfecta convergencia de todos los detalles que producen las grandes grabaciones, las destinadas a ser recordadas durante mucho tiempo: un agudo sentido de la interpretación colectiva, un trabajo sobre el timbre, una toma de sonido excepcional y la inteligencia del repertorio. Es el arte de la interpretación impecable lo que resulta tan seductor. Los arreglos de la Pavane pour une infante défunte de Ravel y de la Petite Suite de Debussy, que cumplen a la perfección su misión de transcripciones -es decir, desvirtuar el sentido de la obra original sin desvirtuar su espíritu- son tan fascinantes como las creaciones originales de Fabien Waksman y Graciane Finzi (Les Lunes galantes y Une petite Suite) con sus acentos eminentemente debussyanos. Es una evasión maravillosa, un descentramiento de la mirada, un soplo de aire fresco hacia un formato todavía demasiado raro en las grabaciones y los programas de conciertos. En árabe, “Zahir” significa “lo que parece obvio”. Hoy, el Cuarteto Zahir es la prueba de ello.