El sello Light in the Attic reedita el último álbum en solitario del líder de Velvet Underground, un testimonio ambient de final de vida impulsado por la elevación espiritual.

En 2007, cinco años antes de su muerte, Lou Reed publicó su último álbum, Hudson River Wind Meditations, un hipnótico disco ambient de cuatro pistas que destaca sobre el resto de su discografía. Lo editó Sounds True, el sello estadounidense especializado en concienciación que desde 1985 publica audiolibros, spoken word, conferencias y canciones espirituales. Ahora lo reedita Light in the Attic, remasterizado y acompañado de un libreto bastante rico. Conocido por sus reediciones de calidad, el sello de Seattle ha colaborado con su esposa Laurie Anderson, reeditando entrevistas con Lou Reed de la época y produciendo otras, en particular con su profesor de yoga Eddie Stern.

Se trata de un álbum que es testimonio de la nueva paz y tranquilidad del icono de la Velvet Underground, muy lejos de su anterior trabajo, The Raven, un álbum conceptual dedicado a Edgar Allan Poe. Según Laurie Anderson, esta música es un eco de la Acupuncture Meditation Music que su acupuntora Shelley Peng solía poner durante sus sesiones. “Shelley había grabado muchas cintas hipnóticas que escuchábamos juntas para meditar y conciliar el sueño, canciones de cuna para momentos difíciles y para mentes que sufren”.

Originalmente compuse esta música para mí, como complemento de la meditación, el tai chi y el trabajo corporal, y como música para ser escuchada de fondo en la vida. Sustituiría la cacofonía cotidiana por nuevos sonidos de naturaleza impredecible, libres de cualquier noción preconcebida”, explicó Lou Reed. “Con el tiempo, algunos amigos me preguntaron si podía hacer copias para ellos. Entonces escribí dos piezas más con la misma intención: relajar el cuerpo, la mente y el alma y facilitar la meditación”.

Hudson River Wind Meditations ofrece una visión de esta vida llena de meditación lenta, ahora totalmente dirigida a la elevación. La vida rápida del “príncipe de la noche y la angustia”, como le llamaba Warhol, ya es historia. Desde hacía unos diez años, Lou Reed sufría dolores relacionados con la diabetes y la hepatitis C. Había abandonado por completo las drogas. Había abandonado por completo las drogas, encontrando en estas prácticas interiores una forma de curar su cuerpo con el poder de su mente.

Lou Reed
Lou Reed © Lou Reed

Frente al Hudson, el río que atraviesa Nueva York, todos los martes hacía sus sesiones de yoga en casa con Eddie Stern, escuchando sus creaciones, mientras los otros días se dedicaba al tai-chi. Estas composiciones aparentemente sin esfuerzo, a medio camino entre el drone y el ambient, crean cambiantes paisajes sonoros de bucles de sintetizador y finas capas de cuerdas. En las dos últimas pistas también se oye el sonido del viento, que muchos habrán confundido con un Minimoog Voyager. De hecho, Lou Reed colocó un micrófono en el exterior de su casa para captar su respiración en el Hudson. “Hay muchas obras musicales que han intentado reproducir el sonido del viento, de diferentes maneras, pero para mí ésta es la definitiva”, dice Laurie Anderson. No en vano encontró un lugar en el título del álbum.

Lou Reed grabó en el silencio de la noche, en su casa, prácticamente en trance: “Ni siquiera sé cómo lo escribí, y aunque lo intentara, nunca podría volver a hacerlo”, declaró a Stern. Dividido en cuatro temas, los dos primeros de unos treinta minutos cada uno, el conjunto se confió al productor Hal Willner y al ingeniero de sonido Héctor Castillo. Aunque su duración y su aspecto cíclico, como lo describe Laurie Anderson, pueden resultar desconcertantes, estas cuatro pistas se concibieron como frecuencias con las que simplemente sintonizas tu mente, como con un objeto de meditación, y te dejas sanar...

Para acceder al libreto, descarga el álbum o haz clic en el logotipo del libreto situado debajo de la portada desde su aplicación móvil, reproductor web o escritorio.

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