Desde que los portugueses se anexionaron este conjunto de islas desiertas en el siglo XV para convertirlo en un centro de reagrupación de esclavos, las poblaciones negras y portuguesas se han ido mezclando en el transcurso del tiempo para dar origen a una lengua y a unas músicas inéditas –cada isla desarrollará más o menos su propio estilo– transformando los suelos áridos de Cabo Verde en una reserva inagotable de talentos.

En Santiago, la isla principal del archipiélago, donde los portugueses desembarcaron hacia 1460, se conserva hoy en día una música predominantemente africana que aún se mantiene cercana a la que se practicaba en cada uno de los países de origen de los esclavos. La tabanka designa tanto a la música como a los adeptos a estas procesiones rituales al ritmo de los tambores, las voces y el juego de las caracolas que cantan con el viento y conducen al trance. Celebrada en mayo y junio y asociada con los santos católicos, la tabanka posee un aspecto teatral y mucho atractivo popular. 

Batuque (de golpear) es un término empleado para músicas muy diferentes en muchos países de habla portuguesa. En Cabo Verde, se asocia a una tradición relacionada con matrimonios, nacimientos y bautismos. Un grupo de mujeres hace un círculo alrededor de una cantante. Mientras que la solista improvisa un comentario social cantado, las otras marcan el ritmo con la ayuda de los tambores o sus manos. El ritmo se acelera y el canto alcanza su clímax cuando la solista llega a la finason, una poética parte improvisada. El batuque estaba prohibido y se practicó ilegalmente hasta la independencia del país en 1975. Nacia Gomi es una de las representantes más respetadas de esta práctica musical.

La funaná también encuentra su fuente en la música ritual preservada y desarrollada en la isla de Santiago. Este género, cuyo alegre ritmo está marcado por el ferrinho, (barra de hierro con muescas, raspada por un cuchillo) va acompañado por instrumentos de cuerda y sobre todo por un acordeón diatónico, llamado gaita. Prohibido por el colonizador portugués debido a sus letras a menudo subversivas, la funaná ha ido desde entonces cobrando cada vez más fuerza. La versión moderna y eléctrica que ofrece el grupo Ferro Gaita es muy popular.

 

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