Borenstein: Violin Concerto, If you will it, it is no dream & The Big Bang and Creation of the Universe

Presentación del Álbum

Para celebrar su 80º aniversario, Vladimir Ashkenazy quiso grabar con la Filarmónica de Oxford y la joven violinista Irmina Trynkos tres estrenos mundiales de obras de Nimrod Borenstein, compositor al que «ampara» desde hace muchos años. Las tres obras tienen formatos y caracteres diferentes pero el compositor espera humildemente que «al escucharlas, la primera palabra que venga a la mente sea «Borenstein», como surgen los nombres de Beethoven, Chopin o Prokofiev cuando uno reconoce al autor de una obra que, sin embargo, no le resulta del todo familiar −y esto, porque el oyente ha identificado algo específico». Una búsqueda personal a la que ¡por cierto, no le falta ambición! La breve pieza orquestal If You Will It, It Is No Dream («Si así lo deseas, no es un sueño») puede considerarse como una profunda progresión en el corazón de las luchas y los prodigios de la voluntad, junto con un homenaje al país natal del compositor, Israel. Encontramos en la obra diversos ejemplos de esta sensación −tan cara al compositor− del tiempo que suspende su vuelo, que parece hacer una pausa. En The Big Bang and Creation of the Universe, su obra sinfónica más importante hasta la fecha, el compositor da una notable importancia a los contrastes mientras desarrolla un sistema personal de contrapunto «multi-melódico» por medio de complejas yuxtaposiciones de ritmos que generan une multiplicidad de atmosferas distintas. En cuanto a su Concierto para violín, Borenstein quería, desde el inicio de la composición, crear una obra de gran envergadura para el repertorio de violín que se inscribiera en la estela de los «grandes conciertos» de Brahms, Sibelius o Shostakovich − un desafío particularmente apetecible, siendo el compositor también violinista. Una vez más, entendemos que Borenstein alimenta deseos de grandeza y de perpetuación de los más imponentes compositores del pasado. El oyente podrá ahora saber si el compositor ganó su apuesta y entender por qué Ashkenazy se convirtió, desde hace mucho tiempo, en diligente defensor de su música. © SM/Qobuz