Considerado uno de los grandes iconos del jazz contemporáneo, Pat Metheny ha viajado a través de numerosos proyectos sonoros con los cuales su búsqueda constante de un significado musical, de una identidad propia, ha desembocado en lugares donde la música habla por sí misma. Un largo viaje a través de la improvisación y la creación artística de uno de los grandes compositores de nuestra era.

Todo proceso creativo es un diálogo entre la técnica y la inspiración, entre la habilidad y la experiencia, una búsqueda constante de lo incalculable que hay en el ser y en el arte. Muchas veces, ese recorrido personal conduce a lugares insospechados, donde el riesgo convive de manera espontánea con una necesidad profunda de expresar determinado lenguaje. Pat Metheny comenzó este itinerario muy joven: nacido en 1954 en una pequeña localidad del estado de Missouri llamada Lee’s Summit, creció en una familia de músicos (tanto su abuelo materno como su padre tocaban la trompeta y su madre era cantante), iniciándose en la música a través de este instrumento, que también tocaba su hermano Mike. Cinco años más tarde decidió pasarse a la guitarra y estudiar de manera frenética, logrando tocar de manera profesional con tan solo 15 años. Subido a los escenarios con los mejores músicos de jazz del momento (no tardaría en grabar con Gary Burton y Joni Mitchell) se convirtió en el profesor más joven en impartir clases en la Universidad de Miami (con tan solo 18 años) y, un año más tarde, en la prestigiosa Berklee College of Music. Desde entonces, tras más de 50 años de carrera, el guitarrista ha experimentado con múltiples formatos y expresiones musicales, exponiéndose como pocos músicos son capaces de hacer (Keith Jarrett sigue siendo esa manifestación viva de la genialidad): en solitario, dúo, trío, cuarteto, grupo, en colaboración, componiendo bandas sonoras, jazz, clásica o visitando lugares donde el sonido habita en la rotura de los contornos menos complacientes.

En solitario

En 1979 Metheny grabó un disco para ECM llamado New Chautauqua (su bisabuelo fue miembro de un minstrel, genero teatral y musical típicamente estadounidense, denominado Chautauqua y trató así de homenajear su figura), un trabajo con tan solo 6 temas donde interpretaba todos los instrumentos en diferentes pistas: guitarra eléctrica de 6 y 12 cuerdas, guitarra acústica, guitarra arpa de 15 cuerdas y bajo eléctrico. Un primer ejemplo de experimentación a través de la afinación, de la forma en que la improvisación nos lleva a lugares realmente emocionales y puros, sin artificios. Zero Tolerance for Silence sería su siguiente álbum en solitario, esta vez para el sello Geffen, grabación realizada en un solo día improvisando con guitarra eléctrica. La mirada con que uno ve una obra requiere una distancia personal con aquello que sabía hasta ese momento, o con el juicio adquirido y ya modelado. Se trata este disco revelador, atonal, distorsionado y complejo exactamente de eso, de un desarrollo de las ideas de un músico en constante cambio y exploración, que tal vez no pretenda con él ser halagado, sino que comparte un territorio catártico con todo el que quiera sumarse a ese aliento siempre enriquecedor. Casi una década más tarde, en 1993 y, esta vez, para el sello Warner, el compositor americano eligió la guitarra acústica para crear One Quiet Night, un trabajo realmente sensible y contemplativo con 11 temas que asemejan pinceladas impresionistas en ese silencio reposado sobre el que parece suceder la música: otro rasgo de esa anatomía múltiple que Metheny irá creando con cada disco. Si en este trabajo existen versiones de temas emblemáticos como el Don’t Know Why de Norah Jones o el ya famoso Last Train Home del propio guitarrista, su última aportación en solitario incluiría canciones clásicas de compositores admirados como Paul Simon, John Lennon y Paul McCartney o Henry Mancini. What’s It All About construye un nuevo prisma acústico y homogéneo con un sonido casi privado y una capacidad innata de componer de manera sublime sobre una música ya perfecta en sí misma (The Sound of Silence o And I Love Her son realmente monumentales). El propio autor lo describe así: “Quería grabar algo de la música que estaba en mi radar antes de que escribiera una nota propia, o en algunos casos, incluso antes de tocar un instrumento. Cada una de estas melodías tiene algo que está de moda a nivel musical, no importa cómo se mire. Todas se me han quedado grabadas a lo largo de los años.” Si bien cronológicamente no fue su último trabajo en solitario, Orchestrion, grabado en 2010, presentó a Metheny como un hombre orquesta, rodeado por un mecanismo de enormes dimensiones con distintos instrumentos (piano, marimba, guitarra, percusión...) sincronizados tecnológicamente y sobre los que tocaba como un director ante una banda sin intérpretes. Una mirada a viejos conceptos musicales, pero en la vanguardia de la investigación y la creatividad.

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