Mientras que las ventas del mítico Appetite For Destruction se acercan a los 20 millones de copias vendidas en Estados Unidos, ¿quién recuerda hoy que por poco no ve la luz del día? No solo eran frágiles los vínculos entre Axl Rose, Slash, Duff McKagan, Izzy Stradlin y Steven Adler, sino que el destino no dejaba de ensañarse con este grupo que parecía estar siempre a tres metros por detrás de Mötley Crüe, Ratt, Cinderella o Dokken. Fue casi por caridad que David Geffen aceptó albergar a esta banda de vagabundos en su sello. No tendría que lamentar su altruismo…

Antiguo manager de Crosby, Stills & Nash o Jackson Browne, y fundador del sello Asylum (Eagles, Bob Dylan, Joni Mitchell, Linda Ronstadt, Tom Waits...), David Geffen fue considerado un visionario en la década de los 80 cuando, para lanzar Geffen Records, contrató a John Lennon con los ojos cerrados sin ni siquiera haber escuchado una nota de su último álbum, Double Fantasy. Nadie más quería al ex Beatle después de más de cinco años de retiro. Incluso cuatro años más tarde, todos pensaron que había perdido su legendario estilo al darle la bienvenida a Aerosmith, a los que se consideraba al final del camino, aunque se acababan de volver a reunir, o incluso a Neil Young durante el período más volátil de su historia. Pero en 1987, disfrutó de una dulce venganza después de relanzar las carreras de Simon & Garfunkel, Peter Gabriel, Joni Mitchell, Elton John, Don Henley o Cher y obtener éxito con discos tan inciertos para la época como los de Asia, Sammy Hagar, Siouxie & The Banshees, Irene Cara, Berlin, Quarterflash, o, en una veta más hard rock, Tesla, Y&T y Whitesnake…

Crea una cuenta gratuita para seguir leyendo

Leer más