Con motivo del lanzamiento de su nuevo álbum, ‘When Night Falls...’, hablamos con la mezzosoprano letona Elīna Garanča. Una conversación sobre compositores letones, momentos tranquilos y turbulentos (en el mundo en general y en la vida de un músico) y el gusto por la experimentación que llega con el tiempo.

Elīna Garanča nunca se detiene. Fue una suerte poder hablar con ella (en Zoom), en uno de sus raros momentos “libres”. De hecho, además de publicar un nuevo álbum, la mezzosoprano tiene una apretada agenda: al día siguiente de nuestra entrevista, parte para un concierto y una clase magistral en Dublín, seguidos de un recital en La Scala de Milán y, poco después, canta Kundry en Parsifal de Wagner en la Wiener Staatsoper. “Estoy en plena forma”, declara a la cámara con una sonrisa radiante.

La cantante sueña con tener tiempo de sobra para asimilar esta apretada agenda. Pero aún le queda mucho camino por recorrer: “Me gustaría poder decir un día: ¡Hoy hago lo mismo que ayer!”. Para una mezzosoprano, el repertorio operístico no se limita a Carmen o al papel de Octavio en El caballero de la rosa, de Strauss. Actualmente está trabajando en El castillo de Barbazul de Bartók, en la que cantará el papel de Judith junto a John Relyea y Barbara Hannigan en el Teatro di San Carlo de Nápoles en mayo. Un papel húngaro, pues. Y aunque Elīna Garanča ya habla seis idiomas, el húngaro, por desgracia, aún no es uno de ellos. “Tengo que aprenderme cada sílaba de memoria, lo cual es muy aburrido y monótono. Aprendo las frases donde puedo, en el aeropuerto, durante los ensayos, en los descansos, donde puedo”.

Elina Garanca
Elina Garanca © Christoph Köstlin

Del bel canto a Wagner

Además de actuar sobre el escenario (óperas y recitales), Elīna Garanča tiene una extensa discografía a sus espaldas. Desde 2006 tiene un contrato en exclusiva con Deutsche Grammophon y desde entonces ha publicado una amplia gama de álbumes que ponen de relieve las múltiples facetas de su voz: bel canto, arias de ópera, personajes de Verdi, canciones populares españolas y lieder de Brahms, Schumann y Mahler. El último hito de su carrera ha sido el papel de Kundry en Parsifal, de Wagner. La mezzosoprano esperó mucho tiempo antes de sumergirse en el mundo de Wagner. Tanto en la Ópera Estatal de Viena en 2021 como en el Festival de Bayreuth en 2023, el éxito fue fenomenal y propulsó oficialmente a Elīna Garanča entre las estrellas de la ópera.

La cantante ve muchos paralelismos entre los conciertos y las grabaciones de estudio: “De hecho -explica-, la fase de preparación es la misma. Ya sea trabajando en un aria o desarrollando una nueva idea para un disco, en algún momento siempre empiezas de cero”.

En sus primeros discos, Elīna Garanča se limitó a un repertorio “clásico” de arias y lieder que enfatizaba el timbre cálido y pleno de su magnífica voz. Pero pronto sus producciones de estudio tomaron un cariz más personal. Cada vez nos transporta a un universo nuevo: “Cada uno de mis discos es en realidad un reflejo de mi situación personal, de mi estado interior”, explica. Habanera (2010), por ejemplo, refleja su estrecha conexión con la Península Ibérica. Por aquel entonces, la cantante acababa de comprar una casa en España con su marido, el director de orquesta Karel Mark Chichon, un país con el que mantiene lazos muy estrechos, ya que decidió convertirlo en su hogar. El álbum Romantique (2012) se publicó poco después del nacimiento de su primera hija, Catherine Louise, mientras que la enfermedad incurable de su madre inspiró Meditation (2014). Ahora, para su primer álbum en solitario desde 2020, vuelve a abrir las puertas de su mundo interior.

When Night Falls en todas las franjas horarias

When Night Falls... está dedicado a las horas quizá más íntimas y personales de nuestra vida cotidiana. Tema abordado a menudo en la literatura, el arte y la música, el anochecer es un momento a la vez íntimo y místico. Para Elīna Garanča, también tiene que ver con la actualidad: “Después de una época tan extraña como la pandemia de covid, en la que nos encontramos encerrados, y hoy con la guerra en Ucrania, la música puede ayudarnos a pasar unas horas fuera del mundo. Puede acompañar las horas más íntimas del día, cuando pasamos del caos del mundo a la calma de la noche, y eso es lo que queríamos plasmar en este álbum”.

A diferencia de álbumes anteriores, When Night Falls... se centra en su lengua materna. La cantante tiene vivos recuerdos de las canciones populares que le cantaban y de las historias que le contaban por las noches. Por ello, el repertorio letón no podía faltar en este álbum. Elīna Garanča insiste en la importancia de este aspecto: “Ya es hora de que se escuche la música letona, ¿no? No puedo cantar Brahms y Schumann eternamente…

Música letona, sí, pero no cualquier música letona. Raimonds Pauls es “un grande de la música y una leyenda viva” en Letonia. La cantante no solo creció con sus canciones, sino que ahora también es amiga suya. La cantante también interpreta textos de Aspazija, “nuestra poetisa nacional. Se inspiró mucho en la mitología y las historias populares letonas”, explica Elīna Garanča. “Creo que también se debe en parte a la apertura de la sociedad”, añade. “Las guerras y las migraciones han cambiado nuestra forma de ver las cosas y hoy nos atrevemos a mostrar más de lo que somos. Hace 20 años, un cartel con compositores letones desconocidos probablemente no habría atraído al público”.

Letón, alemán, español, italiano, inglés: un álbum en cinco idiomas y una dicción casi perfecta, marca de la casa de esta cantante políglota. “Es un álbum internacional y, como viajo mucho, quería hablar de la hora de dormir en diferentes husos horarios”.

Elina Garanca
Elina Garanca © Sarah Katharina Photography

Desde compositores italianos como Luciano Berio o Francesco Paolo Tosti hasta piezas latinoamericanas y españolas de Manuel de Falla o del músico contemporáneo José María Gallardo del Rey, Elīna Garanča nos lleva a través de culturas y épocas, creando una obra totalmente coherente. “Me pareció muy interesante trabajar con artistas contemporáneos, compositores que tuvieron en cuenta mi voz, mi timbre y mi carácter. Esto dejó espacio para la improvisación, incluso durante la grabación, lo que da a las piezas un carácter muy vivo”.

En cuanto al tema de la velada, no faltaron los compositores románticos. El álbum se abre con el Wiegenlied de Strauss, en versión para orquesta y voz. Además del Abendsegen de Humperdinck, Elīna Garanča ofrece una interpretación maravillosamente delicada de una de las nanas más conocidas del mundo: la de Brahms (Guten Abend, gut’ Nacht...): “Hay melodías que son conocidas en todas partes, independientemente del país o del idioma. Douce nuit, por ejemplo”, dice. “Lo mismo ocurre con la Canción de cuna de Brahms. No todo el mundo sabe que es de Brahms o que se llama Wiegenlied, pero todo el mundo conoce la melodía. Son como estrellas poco conocidas, insertadas en la constelación de piezas más reservadas. Estrellas que recuerdan el tema principal del álbum”.

Entrar en el mundo de los sueños

En cuanto a la estructura y la orquestación del álbum, la transición evocada por el título -de un día ajetreado a la calma del atardecer- se refleja en la elección de los temas. Partiendo de un rico sonido orquestal en Strauss, se pasa a números cada vez más pequeños: música de cámara, acompañamiento de piano e incluso una canción de cuna con voz a capella. “Si tuviera que representar el álbum visualmente, sugeriría la imagen de un puente: se cruza un puente para entrar en el mundo de los sueños”.

Desde este punto de vista, la cantante concede más importancia a la emoción que al dominio técnico: “En este tipo de álbum temático, creo que la transmisión de emociones cuenta mucho más que la técnica vocal. Es lo contrario de lo que ocurre con las óperas de Verdi, Bizet o Wagner, donde tienes toda una orquesta delante y tienes que evocar mucha fuerza y teatralidad. Este disco me dio más libertad. Podía improvisar, adaptar el timbre, la atmósfera o el ritmo a cada pieza y lanzarme a hacer variaciones sin pensar demasiado en la técnica. Lo importante era el sentimiento”.

La cantante ha seguido desarrollando esta libertad. Desde el principio de su carrera, Elīna Garanča se distinguió por su excelente técnica, su timbre profundo y su sentido del drama. Pero su enfoque artístico ha evolucionado con los años. “Con el tiempo asumes más riesgos. Siempre me han presentado como una perfeccionista y, por supuesto, a los cantantes jóvenes siempre se les dice que deben dominar absolutamente su técnica, sobre todo para preservar sus cuerdas vocales. Eso nos empuja a buscar la perfección, sobre todo en el estudio, porque siempre se puede volver a escuchar y a grabar. Pero hoy en día me doy mucha más libertad y me permito experimentar. A veces hay una nota un poco demasiado baja o un ataque un poco demasiado alto, pero si la frase y la línea son bonitas, no es necesario que cada nota sea perfecta. Esto no significa renunciar por completo al perfeccionismo. Se trata simplemente de anteponer la melodía y el color a la precisión”.

Más alondra que pájaro nocturno

Hablando de noche: ¿tiene la cantante su propio ritual nocturno? “Realmente no puedo establecer un ritual, porque viajo mucho y porque a menudo tengo conciertos o ensayos. Eso significa a menudo 8 o 12 horas de intenso trabajo en una habitación. Así que aprendí muy pronto que por la noche hay que desconectar enseguida”, dice, y añade: “Además, ¡soy muy alondra! Suelo levantarme sobre las 6 o 6.30 de la mañana y, para mí, en la ópera, los últimos actos son un poco pesados, porque empiezo a cansarme. Después de la representación, me voy a casa y en 15 o 20 minutos estoy lista para irme a la cama. Me gusta mucho más por la mañana que por la noche, es mi reloj biológico”.

Al parecer, esto no afecta a la organización familiar: “Con mi marido es al contrario: ¡es un auténtico búho nocturno!”. Con Karel Mark Chichon, director de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, que vuelve a aparecer en este álbum, forma un verdadero dream team de la música clásica.

De momento, las tardes tranquilas son raras en la vida de Elīna Garanča. En medio de todos sus proyectos y viajes, la atmósfera de When Night Falls... es aún más valiosa para escapar, aunque sea brevemente, del estrés de la vida cotidiana, incluso para la propia intérprete. “Me muero de ganas de jubilarme”, dice riéndose, pero resaltando el lado positivo: “Es más fácil para mí que para mi marido. Él puede seguir dirigiendo hasta la extenuación. Mientras que mi voz tiene fecha de caducidad. Así que en los próximos diez años tendré que darlo todo”. Pero, ¡todavía no ha bajado el telón!