Con Mr. Morale & the Big Steppers, el rapero firma un quinto álbum de una densidad poco común y que consolida su estatus de rapero más imaginativo de su generación...

Cinco años y tres semanas, "mil ochocientos cincuenta y cinco días". Este es el periodo entre los álbumes DAMN. y Mr. Morale & The Big Steppers de Kendrick Lamar. Es difícil imaginar que el mejor rapero de su tiempo vuelva con total sencillez.  

Kendrick Lamar - The Heart Part 5

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  Este quinto álbum es sorprendentemente denso, tanto en el contenido como en la forma. Muestra la elevada espiritualidad de su autor, una complejidad americana, de nuevo, lo que implica ser a la vez negro e icónico en los Estados Unidos. La producción, profundamente impregnada del sonido de Sounwave, es audaz, versátil, ciertamente más compleja y experimental que en sus álbumes anteriores. El californiano ha decidido expresar los estados de ánimo personales que exploró en DAMN. y vincularlos a la oscura historia de Estados Unidos, expresada en To Pimp A Butterfly. Hay un proceso de pensamiento lineal que acompaña a momentos de magnífica interpretación, como el dúo con Taylour Paige, We Cry Together, una violenta y encarnada pelea de pareja, como el melódico Puple Hearts con Summer Walker y Ghostface Killah, como la tranquila lectura del diario de su tía en Auntie Diaries...  

Kendrick Lamar - N95

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  Ningún artista de TDE (Top Dawg Entertainment) está presente en este álbum. Kendrick Lamar prefirió dejar un gran lugar a su primo Baby Keem y al poco querido Kodak Black. Este Mr. Morale & The Big Steppers es desbordante y está por encima de la competencia. Contiene su cuota de violencia, de lágrimas y de esperanzas, su cuota de contradicciones y de vagabundeo personal. Es, sin duda, un gran álbum.

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