Metallica recorre el mundo

Tras ocho años sin grabar en estudio, Metallica sacó en 2016 su esperado Hardwired… to Self-Destruct, seguido de una gira mundial sin solución de continuidad que les ha llevado por medio mundo hasta recalar, por fin, en Europa, a finales de 2017 y 2018 (3 y 5 de febrero en Madrid – 7 de febrero en Barcelona). Fieles a un sonido inconfundible, caracterizado por la contundencia de su base rítmica (el doble bombo de Lars Ulrich y el bajo a la altura de las rodillas de Robert Trujillo), los riffs de Kirk Hammett y la voz simple y agresiva de James Hetfield, el cuarteto deambula por doce temas que recuerdan más a sus primeros trabajos de trash metal que a sus últimas entregas. El propio Kirk declaraba: “Queríamos crear algo simple, directo, agresivo. Nuestras canciones suenan como algunas de los cinco primeros álbumes. Pero no son una copia. Regresamos a nuestros orígenes pero con la intención de crear algo nuevo”

No ha sido la de Metallica una historia fácil: marcada en sus inicios por la trágica muerte en accidente de autobús de su bajista Cliff Burton, por las masivas críticas ofensivas de sus fans ante la búsqueda de nuevos estilos menos duros en sus discos Load y Reload, o por los problemas entre sus dos fundadores (Lars y James) ilustrados en el documental de 2004 Some Kind of Monster. Más allá de ello, su música siempre ha sobrevivido a los cambios y largas giras han dado fe de una carrera marcada por los éxitos y las grandes ventas. “La banda todavía puede desmoronarse en cualquier momento”, afirmaba entre risas James Hetfield, “pero no queremos eso. Ahora sabemos demasiado. Ha sido posible con el paso del tiempo y con lo que hemos crecido juntos, pasando por toneladas de mierda y posiblemente madurando. Sé que es una palabra extraña en este negocio, pero nos preocupamos demasiado. Sabemos dónde están todos los botones nucleares, pero no los pulsamos. Amamos lo que hacemos y queremos mantenerlo funcionando”.

Metallica está de gira y eso significa cuarenta y ocho camiones en la carretera, tres días para montar el escenario y más de trescientos cincuenta mil vatios de sonido. Su música adquiere una destreza especial cuando se toca en directo y sobrepasa sin duda los objetivos creados en las sesiones de grabación: un sonido que recorre el mundo.

Para seguir todo lo que sucede en Qobuz, únete a nuestra página de Facebook!