Pronunciado en francés, Bruno Berle puede parecer más un asesor bancario o un antiguo amigo del colegio que un cantante brasileño. Pero ahí es donde es bueno, y donde le descubrimos hace dos años con el álbum No Reino dos Afetos. Una dulce new wave de Brasil, y más concretamente de Maceió, en la costa nordeste del gran país, a gran distancia (unos 2.000 kilómetros) de Río de Janeiro y de los lugares turísticos más visitados de la música brasileña. La música de Bruno Berle hunde sus raíces en la tradición de la MPB (música popular brasileña), con ritmos de samba y guitarras secas que hacen bailar con un poco de tristeza. Así es como suele actuar en el escenario, con su guitarra acústica, su voz intimista y sus canciones, que podrían haber sido escritas hace medio siglo, con un clasicismo impecable. El quinto tema del álbum, O Nome de Meu Amor, fue una de las canciones más bellas del mundo en 2022.
Pero el joven Bruno Berle (iniciales BB), compositor y multiinstrumentista, encarna la nueva generación de músicos indie y contemporáneos. Con otro BB del mismo tipo, su compañero Batata Boy, multiinstrumentista y coproductor del álbum, no se contenta con cultivar la nostalgia natural de MPB. Lleva sus canciones al terreno de la producción electrónica y lo-fi, las cubre de efectos sonoros, se inspira en la psicodelia dream pop y se permite cometer los errores y vagabundeos que dan a su música su delicada belleza. Nada es cuadrado ni fijo en las canciones de BB, que parecen postales borrosas.
Desde No Reino dos Afetos, Bruno Berle ha dejado su provincia natal para instalarse en São Paulo, la mayor ciudad de Brasil. Abierto a nuevos encuentros y nuevos sonidos, grabó allí un segundo álbum, titulado simplemente No Reino dos Afetos 2. Una continuación natural y sobrenatural del primer volumen, con un poco más de groove, para hacerte bailar con las piernas y los brazos levantados hacia el cielo.
