Es venerado por igual tanto en círculos mainstream como underground. Pocas veces un rapero habrá concitado tanta unanimidad. ¿Cómo ha logrado Kendrick Lamar dejar tan atrás a sus competidores? Y la cosa no tiene pinta de que vaya a cambiar a corto plazo…

Esos cinco minutos y cincuenta segundos pasaron casi desapercibidos. Y sin embargo anunciaban lo que iba a venir. En julio de 2011, en Ab-Souls Outro, penúltimo tema de su primer álbum, Section.80, Kendrick Lamar dejaba claro que no era un rapero como tantos otros. Con 24 años y tras cinco mixtapes que habían dejado boquiabiertos a los conocedores, el joven MC nacido en Compton, al sur de Los Ángeles, exhibía su flow en una improvisación más jazz que rap gracias al tremendo saxo del productor y multiinstrumentista Terrace Martin. Y aunque el resto del disco demostraba ya cierta ambición, ese extraño interludio que recordaba a las jam session de antaño nos mostraba a un rapero a contracorriente de una tendencia dominante volcada en la trap music, los colgantes de oro y el egocentrismo galopante. En otro corte de ese primer álbum, HiiiPower, se escuchaban por lo demás los nombres de Martin Luther King y Malcolm X, dos iconos citados constantemente por raperos de la generación anterior como Public Enemy, 2Pac, Nas y varios centenares más. De ahí a que Kendrick Lamar pasara a ser considerado enseña del retorno a un rap más concienciado –por desgracia casi ausente al otro lado del Atlántico, pese a que las cosas sigan sin ser de color de rosa para la comunidad afroamericana– no había más que un paso…

Crea una cuenta gratuita para seguir leyendo