Con motivo del lanzamiento de su nuevo álbum, I/O, hacemos un repaso de la carrera de Peter Gabriel. En los últimos cincuenta años, el que fuera abanderado del rock progresivo británico con Genesis se ha convertido en abanderado de las músicas del mundo y en un artista comprometido, que sigue dedicándose a tiempo completo a la promoción de su histórico sello, Real World.

Parece que ha pasado mucho tiempo desde que Peter Gabriel salía al escenario con una máscara de zorro o una diadema adornada con alas de murciélago. Porque, antes de convertirse en el respetable abanderado de los derechos humanos tocando en las más importantes salas de conciertos del mundo, Peter Gabriel era un adolescente que quería destacar. Embarcado con sus amigos de colegio en la aventura de Genesis a finales de los 60, hijo de un pianista y de una ingeniera eléctrica, era aficionado a la música soul y a los Beatles y, rápidamente, demostró sus dotes para el espectáculo. Su aparición en Dublín en 1972 con un vestido rojo (de su mujer) y una máscara de zorro puso a la banda en el punto de mira de la prensa británica, lo que les permitió duplicar sus honorarios. Hoy en día, Gabriel lo ve como “un intento desesperado de diferenciarse del resto de la banda”. Abandonó definitivamente el grupo tres años después, el 15 de agosto de 1975, tras un último concierto en Besançon (Francia) en pleno apogeo.

En el documental Genesis: A History, Gabriel explica que temía las largas giras previstas y que no quería “ser tragado por esta máquina”. Ya no había ningún deseo de escapar de su destino, un tanto fútil, de ser una estrella del rock; parecía estar todo dispuesto, sobre todo con la imagen que se había construido a través de sus disfraces. “Me vi convertido en un estereotipo, mi ego necesitaba ser reafirmado constantemente. No me sentía yo mismo y no me sentía libre”. Además, el cantante acababa de ser padre, lo que cambió su forma de ver las cosas y amplió la brecha con el resto de la banda, que tal vez sintió que estaba acaparando demasiado protagonismo. Tony Banks, teclista de Genesis, admitió que “Peter había crecido más rápido que nosotros”.


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