Metamorphoses

Presentación del Álbum

Su título lo anunciaba de entrada, pero no todo el mundo estaba preparado. En el año 2000, solo tres después de haber dado una segunda parte a su obra maestra Oxygène, Jean-Michel Jarre, orgulloso por su reciente entrada en el Libro Guiness gracias a su multitudinario concierto en la Plaza Roja de Moscú, publicaba estas metamorfosis y soprendía a sus fans por el hecho de recurrir por vez primera a las voces. El disco, de hecho, se inicia con la colaboración de la artista norteamericana Laurie Anderson en Je me souviens, un instrumental de hechuras electro de los 80, antes de la entrada en escena de Natacha Atlas en la pieza siguiente, C’est la vie, donde la diva de Transglobal Underground hacía lo que mejor ha hecho siempre, unos magníficos despliegues vocales marcadamente orientalistas acompañados por Joachim Garraud, en labores de producción, por percusiones de similares tesituras, por un beat y teclados trance que suenan, hoy, quizá demasiado evidentes.
A continuación viene la pieza-mantra Rendez-vous à Paris, con la voz de Jarre filtrada por un vocoder por encima de unos glitchs de ecos acuáticos, para dejar paso al violín de la irlandesa Sharon Corr de The Corrs en Bells, uno de los escasos temas exclusivamente instrumentales y destinado a las pistas de baile, mientras Tout est bleu, con su beat techno, resulta bastante ramplón. Y es que pese al estupendo casting el disco, que no tendría el éxito comercial esperado, no fue entendido por los incondicionales de Jean-Michel Jarre. Pero tal vez, veinte años después, lo escuchen con mejor disposición. © Smaël Bouaici/Qobuz