And Nothing Hurt

Presentación del Álbum

«Creo que este será mi último álbum», explicaba Jason Pierce en 2016 al diario británico The Independent. «Supone tanto trabajo... El proceso me está llevando a la locura... Ha sido realmente estúpido embarcarme en esta tarea.» Pero la labor ha merecido la pena. Entre los muros de sonido y aromas velvetianos de los Spacemen 3, antecesores del shoegaze, sus múltiples colaboraciones (Yoko Ono, BRMC, Harmony Korine, Ariel Pink) y su trayectoria al frente de Spiritualized, tuvo tiempo de reflexionar y de echar el freno después de que su corazón dejara de latir dos veces durante 2005, tras padecer una pneumonía. Veinte años más tarde, con otros dos álbumes de por medio, el británico entregaba un proyecto instrumental, Ladies & Gentlemen We Are Floating In Space –que fue comparado con el OK Computer de Radiohead– y abría excelentes caminos de expresión para Spiritualized. Después, esa formación de geometría variable y fusionadora de rock psycho, prog, space rock y noise lanzaría cuatro discos más, entre ellos el decididamente pop Sweet Heart, Sweet Light en 2002, cuando Pierse se encontraba en pleno tratamiento de quimio. Según él, una droga distinta al caballo y que «no recomiendo a nadie», y unos temas que traslucían por otra parte la situación. Y luego vendrían seis años de silencio. Roto finalmente con este And Nothing Hurt tantas veces demorado. La fórmula es similar a la de siempre. En esta odisea de tonos íntimistas y directos, grabada sin ayuda en su casa, Jason Pierce avanza a manera de un experto funámbulo entre cuerdas, saxo y guitarras, entre melodías cósmicas desaliñadas (Here It Comes, On The Sunshine, The Morning After) y baladas líricas tan desnudas como intensas (I’m Your Man, Damaged, The Prize), para despedirse con un tema tan ensoñador como doloroso, Sail On Through. Un astronauta desequilibrado pero de inspirada discografía, al que echaremos de menos si de verdad se va. © Charlotte Saintoin/Qobuz