Casi un cuarto de siglo después de su último álbum, Tracey Thorn y Ben Watt vuelven a poner en marcha la maquinaria de Everything But The Girl con el magnífico ‘Fuse’, un undécimo álbum de refinado electro-pop hecho tanto para la contemplación como para la pista de baile.

Cada día nace un niño, legítimo o no. Éste se llama Fuse. Sus padres, Tracey Thorn y Ben Watt, de 60 años, podrían haber continuado tranquilamente con su rutina -él pinchando por todo el mundo, ella escribiendo libros-, pero debido a los confines de su hogar, optaron por hacer música juntos. Más concretamente, volver a hacer música juntos. En los años 80 y 90, bajo el nombre de Everything But The Girl, ambos produjeron diez álbumes emocionantes, refinados y, en última instancia, influyentes. Diez álbumes con sabores muy variados.

Everything But The Girl - © Edward Bishop
Everything But The Girl - © Edward Bishop

Al principio fue pop sofisticado, salpicado de toques de bossa nova y cool jazz, con un maravilloso primer álbum publicado en 1984, Eden. Un año más tarde, fue jangle pop al estilo de los Smiths, con guitarras a lo Byrds blindadas con arpegios en Love Not Money. Luego, en 1986, Baby, the Stars Shine Bright, una grabación de cinco estrellas envuelta en exuberantes cuerdas y relucientes vientos, era voluptuosa y magistralmente magnilocuente. El cambio radical de marcha llegó en 1996 con Walking Wounded, en el que Everything But The Girl descubrió la pista de baile y sus diversas facetas. Este noveno álbum se construyó sobre el éxito mundial de la remezcla house de Todd Terry de Missing, el single principal de su anterior disco, Amplified Heart. Esta combinación dancefloor de Tracey Thorn y Ben Watt está obviamente muy pulida, como siempre en su caso. Y entre drum’n’bass cinematográfico y house climático, el dúo innova manteniendo la clase que forma parte de su ADN. Una dirección artística electrónica confirmada en 1999 con el álbum Temperamental, que se adentra incluso en el trip-hop.

Everything But The Girl - Nothing Left To Lose

EBTGVEVO

La pareja, tanto dentro como fuera del escenario, no se ha pasado los 24 años trascurridos entre Temperamental y Fuse haciendo crucigramas. Seis discos en solitario (Out of the Woods, Love and Its Opposite, Tinsel and Lights y Record para Tracey, Hendra, Fever Dream y Storm Damage para Ben), seis libros autobiográficos entre los dos, tres sellos (Buzzin’ Fly, Strange Feeling y Unmade Road), programas de radio y sesiones de DJ en abundancia. Sin embargo, una simple escucha de Fuse hace que uno se cuestione esta pausa de casi un cuarto de siglo. Es como si Everything But The Girl hubiera vuelto a la mesa de dibujo una semana después del lanzamiento de Temperamental. Sin embargo, aunque todas las señas de identidad de su música están presentes, este disco de 2023 suena igual. “Irónicamente”, dice Tracey Thorn, “el sonido final del nuevo álbum era lo último que teníamos en mente cuando empezamos en marzo de 2021. Por supuesto, éramos conscientes de la presión de un regreso tan esperado, así que intentamos empezar con un espíritu abierto y juguetón, inseguros de qué dirección tomar, receptivos a la invención.

Al principio no había hoja de ruta para Fuse, porque no tenían intención de grabar un nuevo álbum. Al principio, Tracey y Ben grabaron casi en secreto en un pequeño estudio cerca de Bath con su amigo Bruno Ellingham, ingeniero de sonido. Las primeras grabaciones se centraron en ediciones de sonido ambiente y loops de piano improvisados grabados por Ben en su iPhone en casa durante su reclusión. Poco a poco, el impulso y el ritmo del álbum se fueron consolidando, hasta culminar en la escritura y programación de las primeras canciones del álbum. Las letras documentan el sentimiento único de este periodo de aislamiento, entre la esperanza, la desesperación y los flashbacks. “Fue emocionante”, comenta Ben. “Se desarrolló un dinamismo natural. Hablábamos en taquigrafía, con pequeñas miradas, e instintivamente escribíamos juntos. Se convirtió en algo más que la suma de nuestras dos personalidades. Se convirtió en Everything But The Girl”.

Fuse sigue teniendo en su esencia el eclecticismo de Tracey Thorn y Ben Watt, que siguen sabiendo calibrar melodías y estribillos hipnóticos (Caution to the Wind), así como atmósferas hedonistas (No One Knows We’re Dancing), pausas introspectivas (When You Mess Up) o baladas intimistas (Lost). La voz de Tracey Thorn, identificable como siempre, es única por la forma en que destila una melancolía sin sobrecargar la atmósfera. En definitiva, se trata de un exitoso regreso de un tándem que en realidad nunca se fue.