Tras explorar el soul sureño en solitario y con los Alabama Shakes, la cantante y guitarrista evoca a Prince y los 80 en su segundo álbum.

Su voz es inimitable y reconocible al instante. No es la primera vez que la cantante estadounidense Brittany Howard se separa del grupo que dio origen a su inconfundible personalidad artística, los Alabama Shakes. En 2019 publicó su primer disco en solitario, Jaime, llamado así en honor a su difunta hermana, con un sorprendente optimismo que recuerda al primer álbum de su banda original, en esta exposición sobre el bienestar y la carrera por la felicidad, obviamente impregnada de soul.

Pero What Now mira hacia otro lado. Brittany Howard empieza con furia, con sonidos rockeros y progresiones de acordes a veces muy complejas, dejando que su voz se pierda en divagaciones sin ser demostrativa, ya que todo parece retorcerse al unísono. Hay ganas de tocar duro, de transmitir emociones a toda costa en los vuelos épicos y técnicos que tanto gustan al cantante. En resumen, se trata de un álbum de Alabama Shakes que ha abandonado por completo las referencias del pasado y refleja más las preguntas del cantante. El bajista de la banda, Zac Cockrell, amigo desde el instituto y otra de las mentes maestras de este segundo álbum, destaca por la gran Emily Lazar en la masterización.

Brittany Howard creció en Athens, Georgia. En esta región sureña, conoce la historia musical que la recorre de este a oeste, desde la efervescencia de Memphis, pasando por los estudios Muscle Shoals, en el noroeste de Alabama, luego Atlanta, después Athens, antes de aterrizar en Augusta, con James Brown. Esta línea geográfica, a la que rindió homenaje en 2019 con la canción Georgia, es el hilo conductor de su discografía. Pero en What Now hay una línea perpendicular, al menos igual de grande. Empieza en Minneapolis, en la tierra de Prince, con el tema Another Day o Power To Undo, muy influido por la leyenda del pop, y luego se dirige al este, a Detroit y los sonidos electrónicos incorpóreos de Prouve To You.

Brittany Howard, todavía marcada por los años sesenta, hace algunas incursiones en los ochenta. En este álbum serpenteante y extremadamente completo, la relajante Samson, una oda a la calma y al amor incondicional entre el jazz vocal y el soul, con su Fender Rhodes y su solo de trompeta, suena como un soplo de aire fresco. Sorprende, emociona y a veces desconcierta por su audacia. Y demuestra que Brittany Howard aún tiene una larga carrera por delante.