La artista británica publica un nuevo álbum tras siete años de ausencia. Repasamos una carrera única en el rock británico.

Si nos fijamos en las portadas de los discos en los que aparece su rostro, hay una constante: PJ Harvey nunca sonríe. Excepto en el EP Sheela-na-gig; pero incluso entonces, no es del todo así, porque no era ella la de la foto. Si PJ Harvey tiene dientes, no es para enseñárselos a la primera de cambio en la portada de un disco, sino para sujetarlos con fuerza, o para morder los oídos y los corazones de sus fans durante más de treinta años. Cuando surgió de la nada (de Yeovil, en lo más profundo de la campiña del sur de Inglaterra) a principios de los noventa, Polly Jean Harvey parecía la hermana de Kurt Cobain, la hija de Patti Smith y la prima de Nick Cave. Feroz, intensa y orgullosa, canta mejor que nadie una forma de blues duro o de folk tenso y abrasador. Sus dos primeros álbumes (y sobre todo Dry, el primero) son ya clásicos, hitos imprescindibles cuya estética minimalista no ha envejecido ni un solo día.

El debut

Artista de fuerte personalidad, PJ Harvey podría haber repetido estos dos discos durante el resto de su carrera, y nos habríamos dado por satisfechos. Pero es demasiado exigente y demasiado artista para eso. En su tercer álbum, el epílogo To Bring You My Love, ha descubierto el atractivo de las canciones con arreglos más corpulentos, variados y acogedores. Menos directas, para ir aún más lejos. Con sus álbumes de la década de 2000, PJ Harvey jugó con su voz y se convirtió en una especie de Kate Bush post-grunge, construyendo una obra personal y caleidoscópica para sus fieles seguidores.

En la década de 2010, la artista británica se volvió más rara, pero no menos valiosa. Después del álbum de 2016 The Hope Six Demolition Project, grabado en sesiones en directo y seguido de una gira inusual, PJ Harvey dijo que estaba cansada de la rutina álbum/promoción/gira. Ahora graba principalmente música para bandas sonoras de cine y televisión, publica poesía y recopila y reedita generosamente su discografía (las versiones demo de sus discos son todas imprescindibles).

Habrá que esperar, pues, hasta el verano de 2023 para que PJ Harvey regrese con un nuevo álbum de canciones propiamente dicho, el minimalista I Inside the Old Year Dying. Rodeada de sus compañeros de banda de la primera y segunda hora (los músicos-productores John Parish y Flood), la cantante vuelve a sus fundamentos sin dejar de avanzar. Y ésta es otra constante en la carrera de esta aventurera: la nostalgia está prohibida.

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