Recientemente nombrado principal director invitado de la Düsseldorfer Symphoniker, el joven director británico Alpesh Chauhan está poniendo la primera piedra de lo que promete ser una brillante carrera.

Su dirección del Rhinegold de Wagner con la Orquesta Sinfónica de Birmingham fue unánimemente aclamada por la prensa y abrió la puerta a numerosas colaboraciones con destacados conjuntos y solistas: la Royal Philharmonic Orchestra, la Orquesta Filarmónica de Londres, la violinista Nicola Benedetti o los pianistas Benjamin Grosvenor y Arcadi Volodos. Ahora, Alpesh Chauhan publica un imperdible primer álbum (¡galardonado con un Qobuzissime!) para CHANDOS. Y cuando este sello ficha a un artista emergente, casi seguro que su producción deparará agradables sorpresas.

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Alpesh Chauhan © Marcello Orselli

En este caso, el director de orquesta nacido en Birmingham, ardiente defensor de la música rusa, elige algunas de las páginas más bellas de Tchaikovsky, evitando sabiamente los tópicos de obras demasiado representadas como El Cascanueces, Eugenio Oneguin o La Bella Durmiente. Obviamente, estas obras no carecen de encanto, pero el resto del repertorio de Tchaikovsky merece una mirada más atenta. Al frente de la Orquesta Sinfónica Escocesa de la BBC, Alpesh Chauhan se detiene generosamente en el lado más expresivo del compositor ruso, que destacó en la construcción de conmovedores patetismos. Desde la Obertura y la Polonesa de la ópera Cherevichki hasta la fantasía La Tempestad y la suite Francesca da Rimini, Chauhan hace gala de una inteligencia visionaria y exhaustiva sobre las diferentes secciones de la orquesta y los repentinos cambios diegéticos, siempre ejecutados con una fluidez impresionante.

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Alpesh Chauhan © Michele Monasta

Aún más fascinante es la perfecta legibilidad de los diferentes timbres, impecablemente personalizados pero siempre caracterizados por una gran coherencia dentro del conjunto. Al final de la audición, uno tiene la sensación de acabar de regresar de un largo viaje, con la certeza de haber asistido al nacimiento de un inmenso director de orquesta. Pocas veces Tchaikovsky ha resonado con tal sentido del drama, con acentos de inmensidad. Quizá Alpesh Chauhan acaba de empezar a hacernos soñar.