Cuna ineludible de grandes artistas, Argentina ha sido desde siempre una usina creativa que, en muchos casos, sentó las bases de ciertos géneros musicales y enriqueció el acervo cultural latinoamericano. En los últimos años la escena local ha sufrido modificaciones por causas intrínsecas y extrínsecas que obligan a una nueva forma de leer el panorama. Aquí repasamos cuál es la actualidad musical en la Reina del Plata.

Introducción

Históricamente Argentina es conocida mundialmente como la tierra del tango. Pero también es cierto que fue la cima del rock en castellano debido a su original forma de apropiarse de ese género anglosajón y convertirlo en el canto de más de una generación. Porque está claro que lo que en un comienzo fue imitación prontamente se convirtió en sangre nueva gracias a la impronta de las primeras bandas como Almendra, Manal, Vox Dei, Los Gatos, Arco Iris y Los Beatniks. Y ese legado perduró en las décadas siguientes dando origen a un movimiento que excedió lo netamente musical para transformarse, en muchos casos, en un estilo de vida y en una ideología propia. En ese transcurso también alcanzó la masividad, sobre todo después de la Guerra de las Malvinas (1982), y llegó a conciertos en estadios de fútbol y festivales varios.

Pero así como en su momento pasó con el tango, desde hace unos años el rock argentino ha perdido mucho terreno en la consideración popular y su espacio fue ocupado por otros géneros. En este nuevo panorama, la juventud se decantó por los ritmos caribeños del reguetón y se vio reflejada en las letras del trap, el rap y el hip hop. No es casual que el rapero Trueno, uno de los referentes de la nueva camada, decrete en uno de sus temas que “te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll, niño”.

Claro está que el rico linaje artístico argentino no se ata solamente al rock y al tango sino que en este país del sur del continente americano, hay otras músicas que también tienen incontables adeptos. La cumbia, que históricamente fue el género elegido por las clases bajas, terminó de hacer el crossover iniciado a fines de la década del noventa y se asentó como el sonido bailable de todas las clases sociales. Empresarios y obreros por igual se rinden ante las cadencias cumbieras ya sea en su vertiente más tradicional de estilo colombiano, con artistas como Los Palmeras, o su variante más moderna matizada con impronta de pop agradable.

Y si de la maquinaria del pop hablamos, cabe decir que esta nunca mermó pero también se fue redefiniendo y buscando nuevos espacios, sobre todo a través de las colaboraciones entre artistas de distintos géneros, algo que parece haber llegado para quedarse. Si ya el abanico del pop era inmenso, ahora lo es mucho más pues en sus aguas navegan artistas que hace unos años podrían haberse considerado folclóricos o rockeros aunque hoy ese encasillamiento parece no importar.

El folclore, que en las provincias argentinas goza de buena salud y una histórica popularidad, también encontró en los últimos años nuevos referentes que buscan refrescarlo a través de propuestas modernizadoras. Por otra parte, el jazz todavía no logró romper la barrera que lo hace moverse en reducidos espacios para entendidos a pesar de que existen grupos y solistas sumamente interesantes y cuenta con un Festival Internacional y varios clubes nocturnos. Así las cosas, Argentina sigue creando, redefiniendo y buscando su lugar en un mundo musical cada vez más cambiante y vertiginoso.

El rock y el pop: redefiniendo caminos

Con más de cincuenta años, el rock argentino es una referencia ineludible a la hora de repasar la historia del género en Latinoamérica. Inmensamente popular e influyente durante varias décadas, con su pico máximo en la década del noventa del siglo pasado, actualmente no está en la primera plana de los gustos masivos. No obstante, y más allá de los clásicos grupos que se mantienen en actividad y llenan cualquier venue como La Renga, Divididos, Las Pelotas y los solistas que fueron integrantes de bandas consagradas como Indio Solari y Skay Beilinson (dos ex Los Redondos) y Ciro (ex Los Piojos), el rock se regenera poco a poco a otra escala. Lo curioso es que a pesar de esta dificultad, año tras año no dejan de formarse más y más bandas con la esperanza de que el género vuelva a un lugar de mayor importancia.

Con la merma de ese rock más clásico y crudo, otras escenas fueron ganando terreno como el caso del indie que se asienta en pilares como Él mató a un policía motorizado, 107 Faunos, Bandalos chinos o Las ligas menores, mientras que hay otros exponentes más cercanos al rock latino y la psicodelia como El Plan de la Mariposa y Los Espíritus, y la fuerza femenina demuestra gozar de buena salud con las propuestas de Eruca Sativa y Marilina Bertoldi.

Teniendo en cuenta que pop es nada más (ni nada menos) que una abreviatura de “popular”, allí podemos encontrar un sinfín de representantes. Desde siempre Argentina ha dado grandes cantautores que supieron navegar entre las aguas del rock y el pop por igual, muchas veces entremezclándolos y obteniendo así un resultado muy particular. Recogiendo el fruto que sembraron músicos históricos como Charly García, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Andrés Calamaro o Fito Paéz, actualmente hay una camada que les hace honor teniendo a la canción como estandarte. Así aparecen nombres como Juan Rosasco en Banda, Nahuel Briones, Santiago Celli, Conociendo Rusia, Zoe Gotusso y los ya clásicos Estelares, Ella es tan cargosa y Los Tipitos. Claro está que si se piensa en el pop como algo más bailable y distendido, hay nombres ineludibles de proyección internacional como los de Miranda, Juan Ingaramo, Lali Espósito, Nathy Peluso o Nicki Nicole.

El folclore: la música de raíz entre la tradición y la modernidad

Para pensar el folclore argentino hay que abrirse más allá de las fronteras de Buenos Aires. Allí, lejos de la ciudad capital hay un universo que goza de buena salud en los encuentros provinciales. Por muchos años foco de una tradición casi inquebrantable, en los últimos tiempos nuevos artistas ven en el folclore una vertiente más para expresar sus inquietudes. Por eso mismo, en lugar de cerrarse en el género se expanden interrelacionándolo con otras músicas. Tal es el caso de Yacaré Manso y Los Tabaleros que coquetean con el rock y la canción o de Perota Chingó, Chancha Via Circuito, King Coya, Tonolec y La Yegros que pueden fusionar el folclore con lo electrónico y ritmos latinoamericanos como la cumbia.

Si bien los referentes históricos como Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Jorge Cafrune o el Cuchi Leguizamón siguen siendo intocables en el inconsciente colectivo, el signo de los tiempos es otro y su música también. Muchos de los folcloristas actuales ya no suben vestidos de gaucho y con guitarra criolla en mano sino que las propuestas son más variopintas. Nahuel Pennisi, Bruno Arias, La Charo, Paola Bernal, Micaela Chauque, Aca Seca Trio y Valbé son algunos de estos representantes a tener en cuenta.

El jazz y el tango: siempre presentes

Tanto el jazz como el tango comparten la condición de ser géneros reservados para, en su mayoría, melómanos que están a la búsqueda de novedades a la vez que disfrutan de los viejos clásicos. Por eso con solo recorrer un poco las calles argentinas y adentrarse en algún club nocturno, uno puede encontrarse con orquestas de tango que interpretan partituras de Carlos Gardel, Anibal Troilo, Enrique Santos Discepolo, Mariano Mores o los hermanos Homero y Virgilio Expósito pero también propuestas un poco más personales como la Orquesta Fernández Fierro, la Orquesta Los Crayones o el quinteto Alto Bondi. Hernán “Cocuzza” Castiello, Julieta Laso y Daniel Melingo son otros de los exponentes de un tango más apartado de lo tradicional y en búsqueda de una nueva impronta. Acompañando los tiempos que corren y la mayor apertura mental, muchos de los músicos de tango también participan en proyectos de otros géneros, algo que siempre es bienvenido a la hora de generar nuevas ideas. Así encontramos por ejemplo al violinista Javier Casalla, quien integra el proyecto Bajofondo, que parte del tango y llega hasta la electrónica y el rock-pop, o al músico, compositor y productor Eduardo Makaroff, uno de los creadores de Gotan Project, pioneros en el tango electrónico y de fama mundial.

Por su parte, el jazz argentino sigue generando movimiento año tras año. Existen propuestas ya asentadas como las de Escalandrum –liderada por el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto del ícono del tango Astor Piazzolla–, el pianista Ernesto Jodos, el bajista Javier Malosetti y el trompetista Juan Cruz de Urquiza. Pero también hay una nueva camada que viene desarrollándose con grandes trabajos como los del guitarrista Javier Madrazo, las cantantes Julia Sanjurjo y Delfina Oliver y el pianista Julian Rossini. El contrabajista y compositor Juan Bayón es otro baluarte así como también lo es el artista platense Matías Formica, los saxofonistas Ramiro Flores y Camila Nebbia quienes con sus arriesgados trabajos de improvisación mantienen bien encendida la llama de un género muchas veces tildado de “extranjerizante” y complejo que aun así no para de producir obras de calidad a la espera de ser descubiertas por el gran público.

La cumbia y los nuevos géneros urbanos: trap, rap, hip hop y reguetón

En los últimos diez años poco a poco fueron creciendo los géneros urbanos. El reguetón fue el primero en asomar pero más que nada como una música importada hasta que luego el trap, el hip hop y el rap comenzaron a tener sus representantes locales. Si bien décadas atrás grupos como el Sindicato argentino de Hip-Hop, Actitud María Marta o Illya Kuryaki and the Valderramas ya habían hecho ruido en la escena, nunca llegaron a representar un movimiento masivo. Pero con el auge de la música por streaming y el mayor acceso a mecanismos de grabación casera, los jóvenes encontraron en los géneros mencionados su lugar de pertenencia. Por eso no es de extrañar que músicos que promedian los veinte años sean actualmente los más escuchados en las plataformas y vendan más tickets que cualquier artista de otro género. Bizarrap, Duki, Wos, Ca7riel, Paco Amoroso, Paulo Londra, María Becerra, Trueno, Cazzu y Femigangsta son algunos de los nombres que lideran esta camada que tiene como desafío su trascendencia en el tiempo.

Menospreciada por varias décadas y señalada como una música menor, a partir de la década del noventa del siglo XX la cumbia comenzó un paulatino camino reivindicatorio. Primero gracias a grupos de rock que supieron mestizar un sonido más crudo con los ritmos tropicales como el caso de Los Auténticos Decadentes, Bersuit y Kapanga y luego ya por derecho propio con conjuntos que con talento y buenas composiciones ubicaron a la cumbia en un punto muy alto. Tal fue el caso de La Nueva Luna, Grupo Sombras, Tambó-Tambó, Amar Azul, Antonio Ríos y Los Charros que sentaron un precedente importante para que en estos últimos años recojan esa llama nuevos exponentes como La Delio Valdez, Ángela Leiva, Código Bondiola y Viru Kumbierón. A la par de la cumbia más tradicional, basada sobre todo en los ritmos colombianos y peruanos, fue surgiendo también una vertiente que mixtura esa tradición con otras sonoridades como el rap y el hip hop. La cantante Sara Hebe es un buen ejemplo de esta apuesta junto a las Kumbia Queers que además le suman perspectiva de género y punk a su propuesta. Todo esto sin olvidar esa otra rama tremendamente popular que es la denominada cumbia villera con Pablo Lescano y sus Damas Gratis como icónico referente pero también apoyada por otros nombres como El Dipy o Mala Fama, liderados por el cantante Hernán Coronel, que en los últimos años logró reivindicaciones de ciertos rockeros como Andrés Calamaro y Fito Páez quienes compartieron escenario y grabaciones con él.

Así de variopinta y entremezclada está la escena argentina actualmente. Lo bueno es que hay música para todos los gustos, solo queda elegir, sentarse a escuchar y disfrutar.