Looking Glass

Presentación del Álbum

El octavo álbum de Alela Diane empieza como todos los demás: a lo grande. Desde su debut hace casi veinte años, la cantante de la costa oeste de Estados Unidos (primero en California, luego en Portland) se ha convertido en la principal especialista mundial del folk ligero, etéreo, tan elemental y fascinante como una nube en el cielo. Así, Looking Glass comienza, en la tradición del anterior Cusp, con unas cuantas canciones folclóricas finamente perfiladas que se elevan hacia un horizonte claro. La velocidad de crucero y la altitud se alcanzan rápidamente, antes de que Alela Diane introduzca algunas turbulencias en su hermosa rutina. En Strawberry Moon, se convierte en un hada psicodélica. En Of Love, el siguiente tema, te parece escuchar a los grillos cantar con ritmo. En Camellia, suena como una Lana Del Rey del bosque. Alela Diane ha bajado a la tierra, recogiendo algunas ideas de arreglos nuevos (flautas, arpa y cuerdas) de un viejo libro de recetas folclóricas psicodélicas. Rodeada de músicos fieles (Heather Woods Broderick y Ryan Francesconi en los arreglos, Tucker Martine en la producción), Alela Diane juega en un territorio conocido. Al piano o a la guitarra, sigue siendo una cantante notablemente coherente: su melancolía nunca es patética, ni su austeridad severa. Pero con Looking Glass consigue dotar sus canciones de una nueva y parpadeante luz de vela. A veces cercanas a las maquetas, estas nuevas canciones de Alela Diane son quizás menos elevadas que otras, pero más profundas y muy bellas.