Es muy poco frecuente que el pianista polaco Krystian Zimerman publique grabaciones de estudio. Debido fundamentalmente a su alto nivel de exigencia, no cabe duda de que ello también representa una excelente estrategia de marketing. El pianista no deja nada al azar; recorre las partituras en busca de respuestas a sus preguntas musicales y organológicas, tanto en términos de estilo como de mecánica y posibilidades de su instrumento. Para ello, viaja por todo el mundo con sus propios pianos Steinway, desmontándolos y volviéndolos a montar él mismo para cada concierto. En 1989 se inició una primera integral de los Conciertos para piano de Beethoven en Viena y con Leonard Bernstein, también para Deutsche Grammophon, pero desgraciadamente tuvo que ser interrumpida por la muerte del director, lo que obligó a Zimerman a dirigir los dos primeros conciertos desde su piano. Su cercanía y comprensión de Beethoven se acerca mucho a la de Sir Simon Rattle, con quien acaba de realizar una segunda integral, esta vez en Londres con la London Symphony Orchestra. En este corpus tan diverso, que comienza a finales del siglo XVIII y se extiende hasta el periodo romántico, encontramos la interpretación hiper-articulada de Krystian Zimerman, que confiere a las líneas de Beethoven una legibilidad extraordinaria. A su alrededor, los fabulosos músicos ingleses cantan y dialogan bajo la muy lírica dirección de Rattle, que presta minuciosa atención hasta a las más mínimas intenciones del pianista, que nunca son pocas.
Krystian Zimerman – Beethoven: Piano Concerto No. 5 in E Flat Major, Op. 73: II. Adagio un poco moto
Deutsche Grammophon - DGSi la pandemia mundial no ha cambiado el enfoque musical, en cambio sí ha modificado profundamente la disposición espacial de las orquestas. En su magnífica sede de St Luke’s –una iglesia del siglo XVIII en el corazón de Londres, abandonada a principios de los años sesenta tras un terrible derrumbe y rehabilitada para la LSO a principios del siglo XXI–, los músicos han tenido que situarse siguiendo estrictas normas sanitarias. Sin embargo, las pantallas de protección entre atriles, la distancia de seguridad de 1,5 metros entre las cuerdas y de 2 metros entre las maderas y los metales no han afectado a la coherencia y al esplendor sonoro de la grabación. “Me sentí como si estuviera produciendo señales de humo encima de una montaña”, ha comentado Rattle, añadiendo “lo importante y pura que es la música de Beethoven, una persona maravillosa con la que poder hablar al final de un periodo tan extraño”. Y escuchando la grabación, este mensaje llega con una intensidad expresiva indescriptible... © François Hudry/Qobuz
