Cada álbum de la violinista moldava es para ella la ocasión de emprender un nuevo camino. Lo vuelve a demostrar en este “Time and Eternity”…

En torno a la obra maestra que es el Concerto funebre de Karl Amadeus Hartmann, compuesto en 1939 como una forma de resistencia hacia el régimen nazi, Patricia Kopatchinskaja ha elaborado un programa titulado Temps et Éternité. Con Camerata Bern, de la cual asume la dirección artística, emprende un camino de memoria que ilumina desde su violín.

Las obras son como un rosario sincrético donde las canciones tradicionales (Kol NidreElijahu Hanawi, la primera una oración polaca, y la otra ortodoxa) se alternan con partituras de repertorio: John Zorn y su Kol Nidre, en el que las notas sostenidas en forma de bordón sobre varias octavas envuelven los fragmentos de la melodía original y crean una caja de resonancia absolutamente litúrgica; Frank Martin y su Polyptyque pour violon et orchestre, escrito en 1973 para Yehudi Menuhin, cuyo lirismo doloroso está inspirado en las escenas de la Pasión de Cristo del pintor Buoninsegna; Machaut y el Kyrie de su Misa de Notre-Dame, casi contemporánea del mencionado retablo y en un arreglo para cuerdas a modo de un sugerente juego; Bach y una selección de corales, en particular el Ach großer König de la Pasión según San Juan.

TIME & ETERNITY // CAMERATA BERN, PATRICIA KOPATCHINSKAJA

Alpha Classics

Este diálogo entre piezas de épocas y culturas lejanas, seiscientos años de música para poder escuchar las voces de las víctimas, resume Patricia Kopatchinskaja, es la expresión del perdón colectivo. La violinista, que ha grabado Poulenc, Bartók y Ravel para el mismo sello hace poco, no deja de sorprendernos. ¡Este álbum prueba una vez más que es una artista de una inteligencia formidable dotada de una poderosa imaginación! © Elsa Siffert / Qobuz

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