La prueba de un segundo álbum parece irrisoria cuando te llamas Jonny Greenwood o Thom Yorke. Reunidos en The Smile, los dos maestros de Radiohead no son de los que dejan pasar el tiempo. De hecho, empezaron a salir con el batería Tom Skinner, de Sons Of Kemet, justo para matar el tiempo, antes de hacer oficial el supergrupo en Glastonbury un poco después. Pero con la pandemia se transformó en un livestream y adelantaron algunos temas de A Light for Attracting Attention, su primer álbum.
Publicado exactamente un año después, en mayo de 2022, A Light for Attracting Attention sigue los pasos del quinteto de Oxford -sin Colin Greenwood, Ed O’Brien y Phil Selway-, pero se nutre de un abanico más amplio de influencias. Encontramos las cuerdas de la London Contemporary Orchestra, ya presentes en A Moon Shaped Pool (2016), mezcladas con las maderas y metales más destacados de la escena londinense, como la saxofonista Chelsea Carmichael a la flauta.
Con 45 minutos más concisos, Wall of Eyes deja entrar el calor y se adentra en nuevos territorios. Grabado en los legendarios estudios Abbey Road, hogar de algunas de las mejores grabaciones del mundo, Wall of Eyes tiene más del legado experimental y elevado de los alemanes Can que de los Beatles. En la primera proyección del vídeo de Paul Thomas Anderson para Wall of Eyes en Londres, el 18 de enero de 2024, Thom Yorke, a quien le preguntan sobre la influencia de los Fab Four en su enfoque de la orquestación, respondió: “¡Intentamos no serlo! Es decir, estábamos en Abbey Road, obviamente, pero era más como: ‘Venga, no hagamos eso’”. Radiohead ya había estado allí para Kid A, masterizado por Chris Blair, y en parte para The Bends, pero nunca había grabado allí un álbum completo.
En la consola, el eterno Nigel Godrich dio paso a Sam Petts-Davies, que se encargó de la banda sonora del remake de Thom Yorke del clásico Suspiria, de Dario Argento. El productor también mezcló A Moon Shaped Pool, de Radiohead. No es una elección insignificante y Yorke, en el mismo intercambio, sigue siendo alusivo: “Creo que es muy difícil explicar por qué. Cada banda y cada artista tiene unas necesidades diferentes respecto a un productor”.
La aportación de Tom Skinner es clara. “Skinner tiene una gran experiencia en una amplia gama de campos, lo que ha sido muy importante para mí. Toma decisiones que nosotros no tomaríamos solos”. Esta apertura al sonido es claramente perceptible, y ha sido posible gracias a la confianza que se ha ido forjando a través de las giras. “Es un aspecto muy importante para una banda”, dice el batería. “Las giras del primer álbum reforzaron la química que ya existía, pero tocar en directo cada noche la llevó al siguiente nivel. Y para este álbum solo queríamos construir y desarrollar esa química”. Y lo hemos conseguido.
