Hemi Hemingway, el cantor de las estrellas, nos cuenta historias de amor perdido y caminos cruzados a través de una lente de modernidad en su debut ganador del Qobuzissime.

Desde los primeros segundos de Alone in the Morning Alley, queda inmediatamente claro que Hemi Hemingway (nacido Shaun Blackwell) tiene una historia que contar. Y desde las primeras notas, tan amablemente sesenteras, nos cautiva de inmediato. Entramos en un bar oscuro y clandestino, con los ojos esforzándose por ver a través de la espesa capa de humo de los cigarrillos, para encontrarnos, en el centro del escenario, al propio cantante solitario. Hemingway comienza Strangers Again como si estuviera hablando con un viejo amigo: «Cuando pienso en ello, no sé, diría que la soledad es una maldición, pero también lo es el amor». No puedes evitar detenerte y escuchar.

Hemi Hemingway © Erin McNamara
Hemi Hemingway © Erin McNamara

Hemingway es un showman de la mejor tradición de los narradores. En Strangers Again, encarna el carisma del rock’n’roll y nos lleva de viaje con él, un soñador de ojos brillantes que lucha con la difícil tarea de enfrentarse al destino y encontrar su lugar en el mundo. Este debut con sabor añejo pasa de baladas lentas y envolventes, como la vaporosa bruma de Dreamin’ of You, a temas como Green Envy, que inspiran inmediatamente una oleada de euforia. El fascinante uso de elementos instrumentales digitales, como January Lake #3, ayuda a traer al presente un álbum tan nostálgico y clásico.

Más allá de la historia del crooner enamorado de Hemi Hemmingway, también encontramos un hermoso sentido de la profundidad en este álbum. Cantado tanto en maorí como en inglés y compuesto entre Londres y Nueva Zelanda, Strangers Again también capta las cambiantes tensiones urbanas de estos dos destinos tan diferentes.

Entrelazando el amor, el dolor de la pérdida y el continuo viaje de vuelta a las propias raíces, Hemingway -con su innegable carisma y presencia escénica- pinta un cuadro conmovedor de un artista plenamente realizado, contado a través de las antiguas vibraciones de la experiencia humana. Lo mejor que se puede hacer es saborear este Qobuzissime lenta y cuidadosamente, ¡de principio a fin!