Tras el gran éxito del año pasado, Piano City -el evento nacido en Berlín en 2010 y desarrollado después por toda Europa- vuelve a Madrid. Casi sesenta conciertos en tres días, con escenarios fascinantes, formatos especiales y talentos llegados de todo el mundo. El sofisticado arte del piano entra en nuestras emociones como nunca antes.

Un honor para Qobuz ser socio de la segunda edición de Piano City Madrid, que tuvo lugar los días 21, 22 y 23 de abril. Un honor, porque este concepto, que celebra su segunda edición en la capital castellana tras el exitoso debut del año pasado, es un ejemplo perfecto de cómo un proyecto cultural puede y debe “respirar” en el nuevo milenio. Los festivales están muy bien, los grandes nombres y los grandes eventos están muy bien, los conciertos con estrellas que atraen a decenas de miles de personas están muy bien: pero nunca debemos olvidar que la idea puede y debe ser tan valiosa como la fama. Si no más.

La idea, en este caso, nació en 2010 en una ciudad que ha sido durante mucho tiempo encrucijada de las prácticas socioculturales más interesantes de las últimas décadas: Berlín. Allí, de hecho, se celebra la primera edición de Piano City. Un formato -el piano se convierte en protagonista al “viajar” durante días por la ciudad, dialogando orgánicamente con ella- que pronto conquistó otras metrópolis europeas, encontrando terreno fértil especialmente en Italia. Por otra parte, fue precisamente en Italia donde se inventó el piano, hacia finales del siglo XVII, introduciendo un instrumento de increíble riqueza a la hora de dar color y alma a la música. No es de extrañar que ciudades como Nápoles, Palermo y, sobre todo, Milán -donde la Ciudad del Piano se ha convertido en un símbolo absoluto, uno de los acontecimientos más esperados del año- hayan abrazado el evento.

Piano City Madrid - Segunda edición - video de presentación

PianocityMadrid

Madrid ocupa cronológicamente el último lugar, pero desde la primera edición ha llegado por todo lo alto. Exactamente igual que el año pasado, en solo tres días se celebraron unos sesenta actos en la ciudad, en lugares tan prestigiosos y evocadores como el Invernadero de Arganzuela, el Museo de Historia de Madrid, el Goethe Institut, el Ateneo de Madrid, el patio central del Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, el auditorio de CentroCentro, Matadero Madrid, el Espacio Cultural Serrería Belga en pleno Paisaje de la Luz (patrimonio de la Unesco), o la Cuesta de Moyano donde hubo una matiné sorpresa el sábado 22 de abril.

TopArtEspaña ha comisariado la selección, con la colaboración de la destacada pianista madrileña Rosa Torres-Pardo. También de Madrid son María Para y Lucía Rey, otras muestras de cómo la ciudad española ha generado grandes talentos pianísticos, y ampliando el espectro al resto de España están los valencianos Alex Conde y Ricardo Curto, las catalanas Sira Hernández y Laura Andrés, y el andaluz Andrés Barrios. Por supuesto, no faltan invitados internacionales: los latinoamericanos Claudio Constantini y Carmelo de Cuba, el portugués Jùlio Resende, el austriaco Martin Listabarth y la alemana Lisa Morgenstern. De Italia, como ya se ha dicho, llega un trío de talentos digno de mención, una nación crucial no solo y no tanto por la Ciudad del Piano sino por la historia del instrumento en su conjunto: los sorprendentes pianistas de extracción jazzística (pero siempre dispuestos a mirar hacia arriba y cruzar estilos y horizontes) Danilo Rea y Fabio Giachino, protagonista absoluto de la música clásica pero también capaz de afortunadas salidas pop como Andrea Bacchetti.

Entre los platos fuertes y las directrices del riquísimo programa: el homenaje a un monumento del jazz afrocubano como Bebo Valdés, la especial atención al lado más electrónico y onírico del pianismo en el Espacio Cultural Serrería Belga, la extraordinaria experiencia en el Museo de la Historia de Madrid -gracias a la colaboración con Yamaha Pianos- viviendo la exposición, sala tras sala, acompañados de música en directo, escuchada a través de auriculares de alta calidad. El consejo, sin embargo, es “abandonarse” a los tres días de la Ciudad del Piano, siguiendo el flujo y la inspiración del momento: un auténtico abrazo al arte sofisticado y refinado de un instrumento que ha marcado la música moderna, dándole clase, lirismo, a veces incluso ímpetu y ritmo, pero sobre todo una paleta de colores y sensaciones absolutamente única.