Dussek : Complete Piano Sonatas, Op. 44 & Op. 77

Presentación del Álbum

El puente entre Beethoven y Schubert tiene nombre: Dussek. Desgraciadamente para este compositor, su falta de arraigo nacional –Beethoven, Mozart, Haydn, Schubert, Brahms... todos tenían su ciudad de elección– lo alejó de los polos de decisión. Primero Lituania, luego San Petersburgo donde evita de milagro la deportación en Siberia, después París donde escapa por poco a la Revolución refugiándose en Londres de la que consigue huir precipitadamente para no dar con sus huesos en la cárcel embarcando rumbo a Hamburgo… De allí a Praga y, finalmente, París donde muere a la edad temprana de cincuenta y dos años. En este tercer volumen de la integral de sus sonatas, Alexei Lubimov –con un fortepiano Longman-Clementi de 1799– nos propone dos monumentos de la madurez: la Sonata 18 «El adiós» de 1800 y la estupenda Sonata 28 «La invocación» de 1812. Estas obras nos revelan a un compositor anclado en tres edades: el pasado con el rigor polifónico proveniente de Bach y la elegancia de la escritura de Mozart y Haydn, el presente con la poderosa energía de Beethoven, y el futuro con impresionantes atrevimientos armónicos y sobre todo pianísticos. Algo tendrán que ver con esto sus años londinenses frecuentando el taller del constructor Broadwood, al que sugirió más de una innovación. Alexei Lubimov estudió con Heinrich Neuhaus –nada menos: la gran escuela rusa de piano– antes de especializarse, al inicio de su carrera, en la híper-vanguardia de Boulez, Cage y Stockhausen; se interesó también por los instrumentos de época y fue el primero en imponerlos en el muy conservador Conservatorio de Moscú. A partir de los años 1980, cuando gracias a él, toda la esfera musical soviética se interesó por el fortepiano, Lubimov desarrolló su carrera en el planeta entero. © SM/Qobuz