All Melody

Presentación del Álbum

Mientras toda una generación de músicos parace haberse acostumbrado a componer en la carretera, saltando de un concierto a otro en avión o en autocar, todavía hay artistas que aprecian la calidad de las producciones en estudio. Pese a lo que puedan afirmar muchos productores veteranos de ADN nómada integrado, el entorno juega un papel esencial en lo que respeta al éxito de una grabación (pregúntese si no a Ben Frost o Midori Takada). Cuando otros sacan maxis cada dos meses, Nils Frahm, genio alemán del piano (eléctrico o no), se ha tomado dos años para diseñar y construir “el estudio de sus sueños”. Y lo ha instalado en un lugar cargado de historia(s), el Funkhaus Berlin, antiguo enclave de la radiotelevisión de la Alemania del Este, transformado hoy en un complejo de estudios y salas de conciertos. Nils Frahm se plantó así en la Saal 3 y, ni corto ni perezoso, se fabricó pacientemente ese órgano de tubos que se escucha desde los primeros compases del disco, como en ese tema que más parece una profesión de fe titulado The Whole Universe Wants to Be Touched. Con este séptimo álbum que, pista a pista, nos sumerge gozosamente en su universo onírico, casi subacuático, el germano continúa con su particular búsqueda de la perfección, aun sabiendo que se trata de una misión imposible. “No puedo grabar la música que escucho en mi interior porque, al parecer, solo suena para mí mismo, pero este disco incluye mis más recientes investigaciones musicales, del mejor modo que he sido capaz.” Vale, pero desde aquí le decimos que no deje de intentarlo… © Smaël Bouaici/Qobuz