El terrible destino de las reinas Tudor inspiró a Gaetano Donizetti la composición de tres óperas que se encuentran entre las grandes composiciones de bel canto: Anna Bolena, Maria Stuarda y Roberto Devereux. Melodías suntuosas, perfectas para una cantante del calibre de Diana Damrau que, como a su colega Beverly Sills en el pasado, le permiten expresar toda la feminidad y determinación de unas heroínas que fueron sacrificadas por el machismo o la razón de estado. Las escenas finales presentadas en este álbum describen los momentos más terribles de la acción, aunque Donizetti y sus libretistas se distanciaran de la verdad histórica. La pobre María Estuardo es decapitada por su prima, la reina Isabel I; la cabeza de Ana Bolena será cortada por Enrique VIII junto con sus parientes. Isabel se verá sumida en la mayor angustia después de la ejecución del amor de su vida, Roberto, el Conde de Essex. Loca de dolor, se deja llevar por las visiones y ve la corona de Inglaterra bañada en sangre y un hombre corriendo por el palacio con su propia cabeza. Cien años después de Donizetti, el cine se haría cargo de estas situaciones macabras.
Andrii Ganchuk, Diana Damrau, conductor: Antonio Pappano, Orchestra della Accademia di Santa Cecilia (Rome)
The Opera FanA Diana Damrau le fascina la caracterización que Donizetti da a estas tres mujeres. “Les da,” dice, “la capacidad de amar, una enorme ternura, un deseo insaciable, vulnerabilidad, una apariencia grandiosa, fuerza, convicción, vanidad, orgullo, codicia, crueldad, determinación y dureza, sentido de responsabilidad y poder, ira, rabia, desesperación, impotencia, angustia, tristeza... y una angustia ante la muerte probablemente subyace a todo esto.”
Tudor Queens by Diana Damrau (Antonio Pappano, Orchestra dell' Accademia Nazionale di Santa Cecilia)
Warner ClassicsA la batuta está el maestro Antonio Pappano, al frente del Coro y la Orquesta de la Academia de Santa Cecilia de Roma y otros seis solistas vocales, magníficos músicos que expresan toda la fuerza trágica de estos tres patéticos momentos. © François Hudry/Qobuz
