Nick Mason's Fictitious Sports

Presentación del Álbum

En el seno de Pink Floyd Nick Mason nunca dejó de demostrar su eficacia. Hábil e inventivo a la vez en todos los registros posibles, fue siempre respetuoso con sus compañeros: de ahí la hazaña de ser el único miembro presente en todos los álbums del grupo. Y cuya carrera al margen de la banda resulta también la menos conocida. De hecho, aun llevando su nombre en la portada, este álbum no debería considerarse como su primer esfuerzo en solitario, sino como un proyecto en pie de igualdad junto a la formidable Carla Bley y al no menos genial Robert Wyatt. Grabado en un momento en que la mastodóntica banda pasaba por una guerra de egos, Fictitious Sportsest, sin ser un trabajo austero o abstruso, está lo más alejado posible de cuanto pudiera haber plasmado entonces Pink Floyd, a excepción de la magnífica Hot River, con un Chris Spedding que imita a la perfección el toque slide de David Gilmour.
En cuanto al resto, nos sumerge en el universo jazzístico experimental de Bley y en territorios progresivos de altos vuelos, en la vena de Soft Machine, King Crimson, Frank Zappa, Adrian Belew o Eno… Este álbum supone, igualmente, el comienzo de su fructuosa relación con el trompetista y cómplice habitual de Bley, Michael Mantler. Esta cuidada reedición pretende, pues, rendir justicia a un disco que pasó injustamente desapercibido en la época de su aparición, hace 37 años. Mason aporta aquí una prueba suplementaria de que, por encima de todo, era un gran músico, uno de los mejores baterías de la historia, que habría podido brillar perfectamente al margen de los Floyd. © Jean-Pierre Sabouret/Qobuz