Always Ascending

Presentación del Álbum

Cabellos rubio oxigenado, negro en ojos y vestuario y, de vez en cuando, cambios en su alineación. Franz Ferdinand vuelve por sus fueros, vaya que sí. El carismático Nick McCarthy ha decidido dejar la banda para dedicarse a tiempo completo a la suya. Y así, tras una relación de diez años, Alex Kapranos y el bajista Bob Hardy se han visto obligados a buscarse otro guitarrista. Y no han perdido su identidad en el proceso, pudiéndose decir incluso que los fichajes de Julian Corrie (Miaoux Miaoux, Maple Leaves), tan afinado y afilado como una navaja suiza, y de Dino Bardot han supuesto un revulsivo para el grupo escocés. Y es que, aunque el segundo no haya llegado a tiempo – el álbum ya estaba terminado–, la vena synth-pop de Corrie les abre a nuevas posibilidades.

Grabado en París en solo una semana, en los estudios de Philippe Zdar (mitad de Cassius pero también productor de los Beastie Boys, Cat Power, Phoenix y The Rapture), este disco tan adecuadamente titulado Always Ascending les ha salido de lo más fiestero. Teclados excitantes tendencia electro rock orientados a las pistas de baile (con hits seguros como Feel The Love Go y Always Ascending) que permiten al cuarteto, ahora devenido en quinteto, saltar con nuevo impulso. Un aire diferente cuyo rastro se remonta realmente a 2014, cuando la banda puso en marcha ese proyecto FFS en común con sus idolatrados hermanos Maël, componentes del mítico grupo norteamericano de pop Sparks. Pero han pasado los años, y había llegado el momento de que Kapranos y los suyos volvieran a concentrarse en Franz Ferdinand. Desde sus acostumbrados ritmos martilleantes (Loïc Lane, Lazy Boy) a los vagos acentos disco de Glimpse Of Love, pasando por las baladas The Academy Award y Slow Don’t Kill Me Slow –dos bienvenidos respiros en mitad de tan desenfrenado programa–, este quinto trabajo les consagra como lo que ya se venía intuyendo: como una de las más importantes bandas escocesas. © CS/Qobuz